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Los abogados del expresidente Uribe presentaron denuncia contra Santos con el fin de que las autoridades competentes determinen si ese individuo cometió el delito de tráfico de influencias.

Que los tiranos venezolanos y sus terroristas queden notificados de que el Estado colombiano no va a hacerse el de la vista gorda frente a las dos bombas que detonaron en Cúcuta.

Es muy diciente que luego de la calificación de los EE.UU. de Cuba como Estado patrocinador del terrorismo, la primera persona que saliera en defensa de ese país fuera, precisamente, el comisionado de paz de Santos, Sergio Jaramillo.

El pueblo colombiano está ávido de una propuesta sensata que le apunte al fortalecimiento de la democracia, al afianzamiento de la reactivación económica y que aleje ese discurso neocomunista miserable y destructivo.

Esos que han sido dados de baja, como Sántrich, Romaña y El Paisa, eran los “señores de la paz” a los que Juan Manuel Santos les entregó servida en bandeja de plata la democracia de Colombia.

El discurso incendiario de Petro le ha dado resultados, a la luz de las encuestas. Algunos pronosticaban que él había tocado techo, hipótesis que queda desarmada con el resultado de la encuesta de INVAMER.

Con la ratificación de Uribe Turbay al frente de la campaña senatorial del CD, corresponde configurar el resto de la lista, incluyendo nombres del más alto nivel que se encarguen de mantener vigentes las ideas uribistas.

Con 3 jueces y un fiscal privados de la libertad por corrupción judicial, en Barranquilla existe un caso idéntico al de Carlos Mattos, este protagonizado por el polémico Carlos Jaller.

De gran importancia la decisión del Consejo nacional Electoral de devolverle la personería jurídica al ‘Movimiento de Salvación Nacional’, partido fundado por el asesinado dirigente conservador Álvaro Gómez Hurtado.

Las Farc y Juan Manuel Santos están de plácemes mientras el pueblo colombiano ha quedado profundamente zaherido por cuenta de una decisión que, indefectiblemente, genera una lesión en las relaciones colombo-americanas.

El presidente Uribe envió un mensaje que no puede ser desoído en el sentido de que lo que está en juego en 2022 no es el poder político sino la supervivencia de la democracia colombiana, asediada por lo que él ha denominado neocomunismo.