¡Que tiemblen los porteros!

¡Que tiemblen los porteros!

Desde siempre el Estado ha sido el principal empleador de Colombia. El servicio público es el gran botín por el que luchan descarnadamente los políticos de todos los niveles.

Desde 1991 se ha pretendido establecer un servicio público profesionalizado y de carrera con el propósito de garantizar la continuidad de los empleados estatales al margen del grupo político que ostente el poder.

Es un empeño frustrado. Las entidades públicas cuentan con sus propias plantas de personal -que están congeladas desde hace décadas- que se ensanchan infinitamente por cuenta de la nómina paralela que se nutre con los nunca bien ponderados contratos de prestación de servicios.

A comienzos del siglo pasado, Miguel Antonio Caro propuso una frase con la que explicó lo que sucede con los empleados estatales cuando el gobierno cambiaba de partido político: ¡Que tiemblen los porteros!

De esa manera quiso significar que una alternación traía consigo una barrida en los servidores, desde los cargos más altos hasta los de menor calificación, como eran los vigilantes de las entidades públicas.

Desde que Petro asumió el poder, desde la extrema izquierda se ha planteado una barrida de funcionarios y contratistas con el fin de sacar de sus puestos de trabajo a quienes no comparten las ideas socialcomunistas del gobierno y llenar esos cargos, muchos de ellos puramente técnicos, a personas afines al régimen, sin importar si llenan o no los requisitos y si cuentan con la formación profesional para cumplir con solvencia las responsabilidades delegadas.

La diplomacia fue el primer objetivo del petrismo. Embajadas y consulados han sido repartidos con total irresponsabilidad. Las misiones más importantes fueron entregadas a personas que no tienen la menor experiencia en el servicio diplomático.

En plena época decembrina, la brutal ministra de Salud Carolina Corcho ordenó una verdadera masacre laboral en su cartera. 17 personas que trabajaban en el área de comunicaciones del ministerio fueron fulminantemente despedidas.

En la oficina de comunicaciones del ministerio laboraban 23 personas y ahora sólo quedan seis. Se trata de profesionales con gran experiencia que trabajaron en los momentos más difíciles del país, que ayudaron como pocos a que los colombianos estuvieran enterados de las medidas adoptadas para hacerle frente a la pandemia, conocieran los procedimientos para acceder a las vacunas contra el COVID-19 y demás acciones emprendidas para salvar vidas.

Un antecedente nefando. El gobierno ha desatado una cacería de brujas. En muchas entidades se ha puesto en marcha una insoportable e ilegal estrategia de perfilamiento para conocer en detalle las ideas de todos y cada uno de los empleados y contratistas, con el fin de perseguir a quienes no compartan las ideas petristas.

Es natural que los presidentes y ministros trabajen con personas afines y que los cargos de mayor responsabilidad y confianza sean ocupados por personas del grupo político gobernante, pero eso no justifica una defenestración del resto de las plantas de personal, como sucedió en el ministerio de Salud, entidad en manos de una fundamentalista como efectivamente es la señora Corcho.

El juego ha quedado planteado, y como advirtió el maestro Caro: ¡Que tiemblen los porteros!

@IrreverentesCol

Publicado: diciembre 6 de 2022

2 comentarios

  1. El ex-asesino ? Petrov, está haciendo lo acorde a su instinto y su pensamiento criminal y tomando venganza por qué según el guerrillero nosotros como sociedad tenemos que pedirles perdón por qué fueron ellos los maltratados por el estado..PETROV CRIMINAL SINVERGÜENZA

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