La democracia se está agrietando en las regiones

La democracia se está agrietando en las regiones

El próximo 29 de julio vence el plazo establecido por la Registraduría Nacional para que los aspirantes a alcaldías, gobernaciones, asambleas y concejos, inscriban sus candidaturas: desde ese día el país estará metido en un debate electoral que -al parecer- será un plebiscito a favor o en contra del gobierno del presidente Petro.

Nunca había presenciado una precampaña electoral tan confusa e incierta en las regiones. Por ejemplo. La recolección de firmas, mecanismo para avalar candidaturas a través de la figura de Grupo Significativo de Ciudadanos (GSC) se desbordó en capitales y ciudades intermedias. Parece anecdótico que la mayoría de aspirantes que acudieron a GSC para aparecer como independientes ante la ciudadanía, militan o militaron en el pasado en los partidos políticos que hoy desconocen y señalan con el dedo acusador.

Los políticos saben leer muy bien el estado emocional de la gente, de los electores. Ellos saben que la gente tiene una desconexión imaginaria con los partidos políticos y con quien los representan, a pesar de que siempre ganan las elecciones congresionales y que siguen teniendo representación decisoria en las corporaciones departamentales y municipales. Pero no importa, a la gente le gusta que le mientan en elecciones, les gusta que les ofrezcan independencia, sin saber que clase de independencia es la que ofrecen; a la gente le gusta que sus futuros gobernantes se paren en semáforos como arlequines a vociferar odios y diatribas que no solucionan problemas estructurales.   

La ausencia de aspirantes a integrar listas a asambleas departamentales y concejos municipales es una alerta para la democracia. A escasos días de cerrar la fecha de inscripción, los partidos políticos hacen esfuerzos para cumplir con la totalidad de los cupos que exigen las listas, y más, con el obtuso requisito de ley de cuotas que obliga a incluir mujeres en las listas referidas.

Pero el principal problema que se vive es la pereza que tiene la gente a participar activamente en política. La gente decente y sin ambiciones descomunales le tiene miedo o marca distancia con un mundo que es cada día más turbio y escandaloso, un mundo donde todo tiene precio. La democracia ofrece pesos y contrapesos, los concejos y las asambleas son instituciones importantes que deberían cumplir con deberes mínimos como el de ejercer control político o lograr concertaciones para avanzar en el desarrollo y bienestar de la gente, pero todos sabemos que la mayoría de concejales y diputados terminan siendo empleados de turno de alcaldes y gobernadores, comités de aplausos, y en otros escenarios, verdaderos extorsionistas y negociantes que cobran hasta por el voto. Ahí tenemos un problema estructural que viene creciendo, que fisura silenciosamente nuestra democracia.

Pero lo más particular de estas elecciones es que la gente va a convertir la elección de gobernantes regionales en un plebiscito a favor o en contra del gobierno del presidente Petro. Entendible, pero…

Entiendo que existe malestar entre la gente por el estilo divisionista e incendiario del presidente Petro, que la incertidumbre y las preocupaciones crecen ante reformas que tienen más fondo ideológico que razones técnicas, la inseguridad ciudadana activa la alerta contra un gobierno que tiene más vocación para dialogar con criminales y delincuentes que con la misma ciudadanía. Preocupa que los debates entorno a propuestas que mejoren la vida colectiva de la gente no sea la prioridad entre los electores.

Si la democracia y los partidos políticos comienzan a tener problemas en su estructura primaria (municipios y departamentos) lo que viene, de no resolverse este problema probado, será más grave de lo que podemos alertar.

Cuidemos y sanemos la democracia. Estamos a tiempo…   

@LaureanoTirado

Publicado: julio 25 de 2023