No había otro camino

No había otro camino

Gabriel García Márquez (GGM) no solo fue un gran escritor sino un muy buen publicista de su labor literaria cuando se dio cuenta en su viaje por los países socialistas y sobre todo en Paris que para catapultar lo que más tarde sería su bien ponderada obra literaria, debería presentarse como un izquierdista, a pesar de su animadversión al régimen comunista, ya que Fidel lo había vetado cuando llegó con Plinio Apuleyo Mendoza a cubrir como periodista de Prensa Latina los eventos políticos de la llegada de Castro al poder.

El mismo se lo comento a Mario Vargas Llosa (MVLL), quien lo comenta en una reciente entrevista que está en las redes sociales. Muy hábilmente dio cuenta GGM, como se ha dado cuenta el resto de intelectuales que pertenecen a esa corriente política, que no había la más mínima posibilidad en la derecha de impulsar sus trabajos literarios y humanísticos, porque pertenecer a esa corriente política no era bien visto por los poderosos intelectuales franceses de izquierda. Y que el camino para publicitarla era mantener una apariencia de comunista. Y en el caso de GGM, haciéndose aliado a Fidel, una figura que se estaba convirtiendo en un mito. GGM no tuvo otra alternativa, para poder mantenerse vigente y tener un cupo en el ponqué de la historia de la literatura y el humanismo, ya que el manejo de la cultura a nivel mundial está tomada por la izquierda. Ellos son los que deciden quien es bueno  o quien es malo, a quien exaltan y a quien no, a quien premian y a quien no.

Para ser catalogado como un verdadero intelectual tienes que ser de izquierda, lo que en Colombia se llama “mamerto”. Y sobre todo tener una fachada desaliñada, astrosa y medio hippie.

Testimonio de esta postura es el caso del extraordinario escritor argentino Jorge Luis Borges, a quien por su posición política de derecha le negaron el Nobel de Literatura. Igual lo padeció el escritor peruano MVLL, a quien ya muy mayor se lo concedieron (era inevitable) dado su también actitud política de derecha. GGM mismo se dio cuenta del desastre que iba ser esa doctrina, él lo había experimentado en su viaja a Europa Oriental, pero no le quedaba otra alternativa si quería permanecer vigente.

Postura muy preocupante que ha trascendido los círculos culturales y hoy hace metástasis en el ámbito político, lo que se llama “inversión revolucionaria”. Según Antonio Gramsci (1891-1937), intelectual y político italiano, uno de sus promotores. La realidad está definida con palabras, por lo tanto el que controla las palabras controla la realidad, y que para educar es necesario convertir el aparato cultural en un instrumento de dominación. Que la conquista del poder cultural es el camino al poder político, y que esto será posible mediante la acción de los intelectuales infiltrados en los medios de comunicación.

@GabrielTorices

Publicado: febrero 22 de 2023