Se les dañó el paseo

Se les dañó el paseo

Le falló el plan a Santos: los cabecillas de las Farc que entren a EEUU para ir a la ONU, serán capturados.

La puesta en escena estaba preparada. En el marco del septuagésimo periodo de sesiones de las Naciones Unidas se llevaría a cabo el espectáculo. Ante los ojos del mundo entero, Santos firmaría el acuerdo de paz con la organización terrorista de las Farc.

Y, precisamente, ese fue el motivo por el que, literalmente, se les aguó la fiesta: la condición de terrorista que tienen las Farc desde el 8 de octubre de 1997, cuando el Departamento de Estado decidió incluir a ese grupo en su lista de organizaciones terroristas extranjeras.

En dicho listado, integrado por 60 grupos, se encuentran nombre de organizaciones como el Frente para la Liberación Palestina, el ELN, Hamas, Jihad Islámica Palestina, Al-Qaeda y Boko Haram, entre otros.

De acuerdo con la ley de los Estados Unidos, hay 3 criterios para que un grupo pueda ser considerado terrorista: el primero, que debe ser extranjero; el segundo, que su actividad sea eminentemente terrorista o que tenga la intención de participar en actividades terroristas y finalmente, que las acciones terroristas de la organización atenten contra la seguridad de los ciudadanos americanos o de la seguridad nacional de ese país.

Para que un grupo sea retirado de la lista de organizaciones terroristas extranjeras, debe surtirse un proceso que no es ni sencillo ni expedito.

El procedimiento lo adelanta la Oficina Contraterrorismo del Departamento de Estado que evalúa, con base en las evidencias, si el grupo incluido en la lista ha cambiado radicalmente sus circunstancias. Luego, le corresponde al Secretario de Estado revisar la información que hay disponible para evaluar si se puede o no proceder a la revocatoria. Se debe constatar, así mismo, que la seguridad nacional de los Estados Unidos no estará en riesgo si se retira a la organización del listado de grupos terroristas. Otro camino para la revocatoria es a través de una ley aprobada por el Congreso de los Estados Unidos o por la decisión de un juez federal.

Desde la creación de la lista de grupos terroristas, sólo 12 organizaciones han sido retiradas, entre las que se encuentran la AUC que fueron excluidas en julio de 2014.

El narcotráfico

A pesar de que en La Habana se decidió que el narcotráfico de las Farc va a ser considerado como conexo al delito de rebelión, con lo cual podrá proceder la amnistía y el indulto para los jefes guerrilleros incursos en esa actividad criminal –dicho beneficio se extenderá para los familiares de los miembros de las Farc-, los procesos que adelantan las cortes norteamericanas por supuesto no quedarán suspendidos, razón por la que las solicitudes de extradición se mantendrán vigentes. (Puede leer “Los extraditables de las Farc”).

Así las cosas, era jurídicamente impensable que un grupo de guerrilleros, encabezados por Timochenko, Iván Márquez, Joaquín Gómez, Andrés París y Pastor Alape pudieran viajar a Nueva York a firmar en el edificio de las Naciones Unidas el acuerdo final de paz. Para las cortes norteamericanas, ellos son tan narcotraficantes como el Chapo Guzmán o cualquier otro capo de la mafia con cuentas pendientes con la justicia de los Estados Unidos.

Si bien es cierto que el área donde está la sede de las Naciones Unidas es considerada internacional, donde no opera ninguna jurisdicción, no menos lo es que para llegar allí hay que pisar territorio estadounidense. Por eso, diplomáticos de países que representan un riesgo para la seguridad nacional de los Estados Unidos tienen limitaciones de movilidad como sucede con Corea del Norte cuyos representantes ante la ONU sólo pueden moverse por ciertas zonas de Nueva York en las que se les respeta la inmunidad diplomática.

Si los cabecillas de las Farc, que no tienen derecho a pasaporte ni inmunidad diplomática, pisan territorio norteamericano, de manera automática serán arrestados y conducidos ante las respectivas cortes donde tienen sus procesos penales abiertos por los delitos de secuestro y homicidio de ciudadanos americanos y narcotráfico. Así de claro y simple.

El mensaje de los Estados Unidos

Políticamente, el gobierno de los Estados Unidos respeta la libertad del gobierno colombiano de hacer un proceso de paz con quien le plazca. Desde el primer momento, distintas voces desde Washington han llamado la atención respecto de que los crímenes de lesa humanidad no pueden ser cobijados con medidas laxas que se entiendan como garantías de impunidad.

Pero el respeto político al proceso de paz, no trae consigo ningún tipo de perdón judicial. En los Estados Unidos, la división de poderes es real. Las decisiones del Ejecutivo no tienen ningún tipo de repercusión en materia judicial. Alias Simón Trinidad, condenado por una corte a 60 años de prisión, seguirá tras las rejas hasta que termine de servir su sentencia y los procesos que hay abiertos contra los demás cabecillas de las Farc en distintas cortes no se cerrarán por cuenta de la suscripción del acuerdo negociado en la isla de los hermanos Castro. Y aquel mensaje ha quedado claro ahora que a Santos y a los líderes guerrilleros se les dañó el paseo que tenían previsto realizar a Nueva York para hacer, en medio del despliegue que significa la sesión anual de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el espectáculo de la firma del acuerdo de las 297 páginas.

@IrreverentesCol

Publicado: septiembre 8 de 2016