Nuevas expresiones de comunicación como LOS IRREVERENTES rompen el histórico monopolio de medios convencionales, manipuladores y difusores de noticias falsas.
Fin de un monopolio
A muchos medios de comunicación convencionales le ha producido mucha molestia la irrupción en la escena de nuevas expresiones de comunicación como este portal.
Claramente, empiezan a sentir que el monopolio que han tenido, y del que han abusado durante décadas, se les desmorona.
El pueblo tiene derecho a informarse, sin censura y sin agendas macabras de los grandes grupos económicos.
En el mundo contemporáneo, ya no es tan fácil callar ni tapar verdades que la opinión pública debe conocer.
El caballito de batalla
Ante el éxito de las nuevas tendencias de información, los propietarios y directivos de los medios de comunicación antiguos y manipuladores, han acuñado el término de “falsas noticias”, para desprestigiar a sus competidores.
La pregunta de fondo, gira entorno a quiénes son los que difunden falsedades: si los nuevos medios o aquellos que llevan años y años mintiendo. En Colombia, se registra con estupor cómo las grandes casas informativas le han dado un manejo “cariñoso” al escándalo de Odebrecht. Y lo hacen, fundamentalmente, por dos razones: los propietarios de aquellas están untados hasta la médula con la empresa brasilera y por el compromiso adquirido con el gobierno de Santos, que ha destinado miles de millones de pesos para “engrasar” las salas de redacción con pauta oficial.
Tapen-tapen
Esos grandes medios se han convertido en cómplices del gobierno. Han guardado silencio frente a los evidentes desmanes de la administración. No han hecho lo que le corresponde al periodismo para destapar los abusos y la corrupción de Juan Manuel Santos.
Valga recordar que el escándalo de corrupción protagonizado por las exministras y mujeres fuertes del régimen, Cecilia Álvarez y Gina Parody, fue revelado por este portal. Se trata de uno de los desfalcos más escalofriantes de nuestra historia, que compromete la suma de $900 mil millones de pesos.
Los perjudicados, en vez de asumir su responsabilidad, se defienden alegando que la noticia “es falsa” y luego intentan amordazar a la prensa libre amenazando con emprender acciones judiciales.
Al final, la noticia resultó cierta y la “ofensiva” jurídica nunca llegó.
Un ejemplo reciente
La agresiva twittera y columnista esporádica de la edición electrónica del diario El Tiempo, María Antonia García, que ha pretendido endosarle la culpa de los delitos cometidos por Diomedes Díaz a su hijo recientemente fallecido Martín Elías, ante la revelación de hechos por los que ella debería reflexionar antes de emitir juicios miserables, resolvió caer en la tentación de calificar como “noticias falsas” las evidencias publicadas por LOS IRREVERENTES en el artículo titulado “María Antonia García no es culpable de los delitos de su padre”.
¿Quién miente?
Valga la oportunidad pare preguntar, quién miente. Si este portal que ha puesto en conocimiento hechos confirmados o la supuesta periodista García de La Torre que, destilando odio por todos y cada uno de los poros de su piel, acusa a quienes no piensan como ella de ser “simpatizantes” del paramilitarismo, o puntualmente al expresidente Uribe de “genocida”.
Si se va a hablar de noticias falsas, bien vale utilizar los mal redactados artículos publicados eventualmente en El Tiempo por la twittera en cuestión, para hallar un sinnúmero de mentiras, imprecisiones, exageraciones y distorsiones de la realidad.
En Colombia hay noticias falsas
Claro que en Colombia hay noticias falsas. Aquello es evidente. Para comprobarlo, basta con oír algunas de las emisiones de algunos programas radiales de Colombia, o leer los periódicos de circulación nacional que más parecen páginas de propaganda del gobierno de Juan Manuel Santos.
Publicado: abril 20 de 2017