La globalización tiene poco que ver con la pérdida de empleo que se ha visto en la industria de EEUU.
Pues pareciera ser que mi instinto no me falló en esta ocasión, y por lo tanto el mundo efectivamente tendrá que lidiar con un “bully” por los próximos cuatro años. Hace ya varios meses escribí una columna en este mismo diario donde argumentaba que el futuro económico y geopolítico del mundo iba a estar necesariamente atado al veredicto final de si Donald Trump iba a gobernar como un presidente normal, o si lo iba a hacer como un candidato. Todo parece indicar que el presidente Trump será un presidente-candidato durante toda su gestión.
Y, por lo menos en mi opinión, esa realidad no es nada halagadora para el mundo moderno. El presidente-candidato Trump es un personaje irascible que reacciona impulsivamente. Es un líder que no piensa en las consecuencias no esperadas que generan sus actos, es una persona que pareciera no entender el sencillísimo concepto de que toda acción acarrea una reacción. Un claro ejemplo de esta situación es su pelea con México. La decisión de Trump de comenzar una mega pelea con México para tratar de traer de vuelta a EEUU un par de miles de trabajos industriales, siendo esta una tarea completamente fútil, está casi que regalándole la presidencia de México a Andrés Manuel López Obrador, la versión mejicana de Hugo Chávez. Para EEUU es un error inmenso alejar a un aliado como México, país con el que comparte una frontera de miles de kilómetros. No me cabe la menor duda que una presidencia de Andres Manuel Lopez Obrador generaría muchos problemas para EEUU. ¿De verdad querrá Trump tener a un Hugo Chávez como vecino inmediato?
El otro gran problema que tiene el presidente-candidato Trump es que el diagnóstico que él hace sobre la génesis del problema social que está sufriendo en este momento la clase media baja de EEUU es errado. Así como lo oye, Trump está atacando el problema equivocado, porque el diagnóstico inicial que hizo la administración Trump no es correcto. Un estudio muy serio llevado a cabo por el Center for Business and Economic Research de la Ball State University argumenta que el 85% de los empleos que se han perdido en manufactura en EEUU durante los últimos 20 años tienen que ver con el hecho de que la tecnología está reemplazando muchas labores rutinarias que otrora hacían los humanos. Mejor dicho, la globalización tiene muy poco que ver con la pérdida de empleo que se ha visto en la industria de EEUU.
La realidad es que la globalización ha sido es extremadamente positiva para las empresas norteamericanas, y por lo tanto, así la gente no lo perciba, para los ciudadanos de EEUU. ¿Dónde estaría Boeing si el mundo de hoy no estuviera globalizado? ¿Cuantos iPhones estaría vendiendo hoy Apple si la economía global no estuviera globalizada? La evidencia es clara, y la lógica del asunto es aún más clara. EEUU solo alberga al 5% de la gente que vive en el mundo. El 95% restante de la gente que vive en este mundo vive por fuera de EEUU. Para ponerlo más sencillo aún: ¿qué tienda gana más dinero, aquella que le vende productos a 1,000 comensales, o aquella que le vende solo a 10?
Es realmente paradójico que este concepto tan sencillo sea totalmente ajeno a muchas personas en este mundo. En serio la cuestión no es tan difícil de entender. Es mejor tener la capacidad de venderle productos a 7,000 millones de personas que a solo 315 millones de personas. Pero pareciera ser que en el mundo de los trumpistas, ese concepto no es una verdad, sino una “verdad alternativa”.
Publicado: enero 30 de 2017