A pesar de que algunos medios de comunicación le apostaron, sin sustento ninguno, a que el excandidato presidencial uribista Óscar Iván Zuluaga aceptaría los tres cargos que le imputó la fiscalía, el dirigente tomó la opción de ir a juicio.
Al margen del futuro del proceso judicial, en lo político, Zuluaga quedó perfectamente solo, realidad de la que él es consciente y lo dejó reflejado en la escueta comunicación que envió la semana pasada notificando su renuncia al Centro Democrático.
En una carta de una línea abandonó al partido que en dos oportunidades lo invistió como su candidato a la presidencia de la República: “Por medio de la presente me permito informarle de mi retiro del Partido Centro Democrático”, escribió.
Llama poderosamente la atención que la nota fuera remitida a la señora Nubia Martínez y no al expresidente Uribe, presidente honorario y vitalicio de la colectividad.
El CD es un partido hecho a imagen y semejanza de Óscar Iván Zuluaga. Después de su derrota en las presidenciales de 2014, fue nombrado como director de la colectividad, cargo que ocupó durante poco más de dos años.
Resulta increíble la actitud de muchos dirigentes uribistas que fueron entusiastas promotores de la campaña de Zuluaga en 2014 y que ahora han optado por marcar distancia de él.
El asunto de Odebrecht era ampliamente conocido. En las más altas esferas del CD se conocía, desde 2017, la existencia de la declaración judicial brindada por Eleuberto Martorelli en la que reconoció el pago de poco más de US$1.6 millones de dólares al publicista Duda Mendonça, declaración que fue publicada en exclusiva por LOS IRREVERENTES en abril de 2017.
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Haciendo una inmunda exhibición de fariseísmo, los otrora aliados de Óscar Iván Zuluaga hoy dicen estar sorprendidos e indignados con las grabaciones reveladas por la revista Semana.
En reuniones privadas se hablaba ampliamente del asunto y, si bien es cierto que es posible que, como se oye en las grabaciones, el acuerdo con Odebrecht haya sido un secreto de Zuluaga y su hijo, no menos lo es que más de uno de los que hoy voltea la mirada, y expresa su desconcierto, conocía los pormenores de lo pactado.
El futuro de Zuluaga Escobar es muy complicado. Sus antiguos copartidarios le han dado la espalda. No solo tendrá que salir adelante en el juicio que se avecina, sino que tiene que evitar que su hijo termine condenado, un panorama dramático desde el punto de vista humano.
Él sabrá porqué no quiso aceptar los cargos, y seguramente tendrá en su poder una batería de pruebas con las que intente demoler la imputación que le hizo la fiscalía general de la nación.
Un triste epílogo para un hombre que en su momento fue “el que dijo Uribe” para ocupar la primera magistratura de la nación.
Publicado: julio 11 de 2023