Algunos escépticos aseguran que el epílogo de la narcofinanciación de la campaña de Petro será idéntico al del proceso 8.000. Impunidad por todas partes y el principal beneficiario de las platas ilícitas obsesivamente aferrado al poder.
Las primeras informaciones dan cuenta de dineros recibidos por Nicolás Petro de manos de personas al margen de la ley. La denunciante se apresuró a tirarle toda el agua sucia a su exesposo e impartió un certificado de buena conducta del presidente de Colombia al decir -otra similitud con el 8.000- que lo ocurrido había sido a “sus espaldas”.
Si Petro estaba o enterado de las andanzas criminales de su hijo, eso terminará develándose en la investigación y con ocasión de las demás evidencias que seguramente aparecerán.
Las pruebas de Day Vásquez son la primera puntada de un escándalo monumental. Esos chats son el equivalente a los narcocassettes que dieron cuenta del maridaje entre Ernesto Samper y el cartel de Cali. Esas cintas fueron el punto de partida de una investigación que culminó con un ministro y más de 20 congresistas en la cárcel.
El gran problema de Petro no es que la denunciante sea una mujer despechada y dispuesta a todo, sino que el encargado de recibir y mover los bultos de dinero a través de distintas ‘mulas’ es su propio hijo.
Hijo que, por cierto, ocupaba un papel de primera línea en la campaña presidencial. ¿Petro no se dio cuenta del ostentoso estilo de vida de Nicolás, una persona que devenga menos de $17 millones de pesos al mes? ¿Tan pronto olvidó que su hijo era hasta no hace mucho un tipo con grandes estrecheces económicas?
Petro, para salvar su pellejo, marcó distancia de su vástago. Trató de enmascarar la monumental crisis mesclando la situación del diputado con la de su hermano Juan Fernando, cuando se trata de dos actividades criminales diferentes.
Las autoridades deben proceder con celeridad. La procuraduría tiene todo para suspender a Petro Burgos de su calidad de diputado mientras avanza el juicio disciplinario que evidentemente tendrá que concluir en una destitución e inhabilidad para ejercer cargos públicos. Y la fiscalía, con las pruebas allegadas por la señora Vásquez, puede fácilmente hacer la respectiva imputación de cargos. Así, muy al rompe, se avisoran tres delitos: enriquecimiento ilícito de servidor público, cohecho y tráfico de influencias.
Días antes de ser asesinado, el dirigente conservador Álvaro Gómez Hurtado, principal opositor de Samper, aseguró que el narcopresidente no se caía, pero tampoco podía continuar.
Algo semejante sucederá con Petro y este monumental caso de corrupción política. Empezarán a caer fichas clave de su campaña, seguramente se conocerán mas audios y chats comprometedores, testimonios de toda naturaleza, situaciones que debilitarán al gobierno y que causarán una desesperante crisis nacional.
Petro, fiel a su estilo camorrero propio de los socialcomunistas, radicalizará su discurso, hablará de complots, saldrá con teorías conspirativas que tanto seducen a los majaderos y se amarrará a la silla presidencial, así implique que Colombia, en cuestión de semanas, caiga por el despeñadero.
Publicado: marzo 7 de 2023
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