La bacrim gubernamental

La bacrim gubernamental

Los audios en los que se oye la voz de un Armando Benedetti totalmente borracho o drogado -su estado natural- con la delincuente Aida Merlano, reflejan el nivel de podredumbre moral del gobierno colombiano en cabeza de Gustavo Petro. 

Si lo dicho por quienes participan en esas conversaciones es cierto, se probaría de una vez y para siempre la conjura de Petro y la dictadura venezolana para utilizar a la Merlano con el fin de ponerla a leer un libreto con el cual se enlodó la campaña presidencial de Alex Char, el principal rival del petrismo en la costa caribe colombiana.

Pero hay, además, un asunto tremendamente delicado: ¿Qué es lo que la Merlano conoce y que, en caso de hacerlo público, pondría en serios aprietos al mandatario colombiano? ¿Será que se trata de un asunto de dinero enviado desde Venezuela para la financiación de la campaña presidencial? Quizás nunca se conozca la verdad, y con Aida Merlano bajo la égida del INPEC, es muy posible que el régimen se encargue de garantizar su silencio. Petro no es un tipo que se amilane fácilmente, y su pasado terrorista hace pensar a cualquiera que piense en delatarlo. 

Cuando ondea la bandera de la banda delincuencial a la que perteneció, está enviándoles una señal inequívoca a sus opositores: “No olviden del lugar del que provengo y de lo que soy capaz de hacer”.

El contenido de la conversación, que no puede ser calificada como nada distinto a una charla entre hampones, explica muchas cosas, empezando el porqué de la protección que Petro hace de Armando Benedetti y de la oscura y peligrosa Laura Sarabia.

No sorprende que ambos, a pesar de odiarse a muerte, son personas que saben muchas cosas y que es mejor, por ahora, mantenerlos atados, aunque aquello implique hacer oídos sordos a las calificaciones que el degenerado embajador de Colombia ante la FAO utiliza respecto de la Sarabia, a quien presenta como una meretriz. ¡Un dechado de elegancia, gentileza, caballerosidad, altura y prudencia!

A Petro poco le importa y a Sarabia lo único que aparentemente le afana es que los medios de comunicación hagan eco del calificativo balbuceado por Benedetti. A ninguno de los intervinientes en la trama le apetece velar por el honor de aquella que, aunque corrupta y criminal, merece, de acuerdo con las normas elementales de cortesía y educación, consideración por su condición de mujer. 

Colombia no tiene un gobierno sino una bacrim. Es muy difícil hallar en el Ejecutivo a alguien honorable. Los ministros y altos funcionarios son gavilleros con baja formación intelectual, por no hablar de la moral que es algo que no se encuentra en quienes ejercen el mando en ese país desde agosto de 2022.

@IrreverentesCol

Publicado: abril 30 de 2024