¿Es viable un paro nacional?

¿Es viable un paro nacional?

El creciente inconformismo con el régimen colombiano se ve reflejado en las encuestas de opinión y en la masividad de las marchas que permanentemente están siendo convocadas por los sectores sociales que se oponen a las arbitrariedades de Petro.

El desmonte de la ley 100 a través de acciones policiales emprendidas por la superintendencia de Salud contra las EPS, es una prueba más de que Petro impondrá su voluntad, pasándose por la faja al Congreso y a la Justicia. 

Algunas personas han empezado a proponer un paro nacional, sin brindar detalles del propósito del mismo. Una medida de semejante naturaleza no puede ser improvisada. 

Un paro nacional, implica cerrar todo el país. Industrias, transporte terrestre, aéreo y fluvial. Bancos, supermercados. Todo, absolutamente todo deja de funcionar hasta que se logre un objetivo determinado. 

Existe un antecedente que vale la pena desempolvar. El paro de mayo de 1957. El empresariado colombiano, bajo el liderazgo de Hernán Echavarría Olózaga, acordó cesar todas las actividades como reacción a los abusos, la corrupción y los crímenes de la satrapía de Rojas Pinilla. 

La paralización del país fue un mensaje inequívoco al corrupto dictador que no tuvo alternativa distinta a la de salir del cargo que había usurpado en 1953.

La convocatoria de aquel paro no surgió de un momento a otro. Fue fruto de un proceso de maduración, en el que paulatinamente las distintas ramificaciones de la sociedad colombiana sumaron motivos suficientes para provocar la caída de la dictadura y abrir el camino para el retorno de la democracia. 

Si la jornada de mayo del 57 no hubiera contado con suficiente respaldo, Rojas y su familia habrían continuado dedicados al latrocinio. Cuando se resolvió paralizar a Colombia, los participantes de la iniciativa estaban dispuestos a suspender sus labores indefinidamente, y solo reactivarían sus empresas cuando el chafarote saliera del poder. Estaban dispuestos a perder ríos de dinero si hubiera sido necesario. 

En la coyuntura actual, donde sobran los motivos para protestar contra el gobierno, donde las amenazas de Petro contra la libertad democrática son cada vez mayores, donde el desplome de la economía es preocupante, donde 50 millones de personas están a punto de perder el acceso a la salud, donde el crimen organizado se expande como la maleza, no está muy claro el objetivo del paro nacional del que se está empezando a hablar.

Una cosa es protestas y otra, muy diferente, es poner en suspenso toda la actividad económica de un país

¿Se busca la renuncia de Petro? Si esa es la meta, entonces el remedio puede ser peor que la enfermedad, porque ante una eventual ausencia del titular de la presidencia, le corresponderá a la vicepresidenta Francia Márquez asumir el cargo. 

Ahora bien: un paro, por masivo que sea, difícilmente logrará que el presidente colombiano deje de gobernar como un tirano de tierra caliente. Petro es un sujeto insensato que asume las criticas como un desafío personal. En privado se lo ha dicho a algunos de sus opositores: “yo soy un hombre de guerra”. Su temperamento altanero le hará reaccionar ante el eventual paro radicalizando sus posiciones, maltratando más a sus críticos e irrespetando alevosamente a la separación de poderes.

No significa, ni mucho menos, que los ciudadanos dejen de expresar su malestar. Las marchas deben seguir siendo convocadas, como la que tendrá lugar el 21 de abril. Es muy importante mantener el control y la presencia en las calles. Petro utiliza a sus fuerzas violentas de choque, y los ciudadanos decentes marchan pacifica y civilizadamente. 

@IrreverentesCol

Publicado: abril 9 de 2024