Lo primero que tiene que hacer Luz Adriana Camargo, es mostrar que no convertirá a la fiscalía en una extensión de la Casa de Nariño, que no será una marioneta de Petro y que no hará que esa entidad funcione como una policía política.
La nueva fiscal logró que 18 magistrados de la corte suprema votaran por ella. La aspirante con menos probabilidades de éxito terminó imponiéndose. No es la primera vez que sucede algo así en la designación de un fiscal general de la nación.
Cuando Petro presentó la primera terna, horas después de que su hijo-delincuente fuera capturado, Camargo ni siquiera estaba en la lista que originalmente contenía los nombres de Amelia Pérez, Ángela María Buitrago y Amparo Cerón.
Los periodistas promotores de la candidatura de Buitrago, encabezados por el cuestionado Daniel Coronel, desataron una brutal guerra sucia contra la doctora Cerón, y Petro, obedeciendo las indicaciones de los encargados de defender a su régimen en los medios de comunicación, hizo la modificación correspondiente, incluyendo a Luz Adriana Camargo, una evidente ficha del oscuro ministro de Defensa Iván Velásquez.
Como le expresó una fuente de la corte suprema a LOS IRREVERENTES, a comienzos de este año ningún magistrado daba un centavo por Luz Adriana Camargo.
Las dudas respecto de la solvencia de las postuladas se hicieron evidentes en las rondas de votación en las que el voto en blanco siempre obtuvo la mayoría. Poco a poco, y gracias a la intercesión del exfiscal Alfonso Gómez Méndez, un maniobrero profesional, Amelia Pérez empezó a crecer, hasta quedar, hace poco más de quince días, a tres votos de ser elegida.
Ella, y su brutal esposo Gregorio Oviedo, daban por descontada la victoria. Ya estaban organizando el equipo directivo con el que asumirían el cargo. Hicieron aproximaciones con algunas personas para ofrecerles altos cargos como la vicefiscalía, la dirección del CTI, y las delegadas ante la corte suprema.
Surgió la publicación de los trinos del energúmeno Oviedo y la candidatura se desplomó. Resultaba muy complejo poner al frente de la fiscalía general a una mujer cuyo esposo imploraba por meter a la cárcel a todo el Centro Democrático -principal partido de oposición en Colombia-, que ofendía a buena parte de los periodistas del país, y que llegó el extremo de insultar a los magistrados de la corte suprema, calificándolos con los peores adjetivos.
Vino la sesión de votaciones del jueves de la semana pasada en la que se confirmó el desplome de Pérez-Oviedo y se registró el crecimiento vertiginoso de Luz Adriana Camargo, mientras que la falsificadora de testigos y autora de los peores falsos positivos judiciales de la historia reciente de Colombia, Ángela María Buitrago, sumaba poquísimos apoyos: los magistrados ven con mucho recelo la vinculación de esa señora con el periodista Coronel Castañeda.
Culminada la sesión, la aspirante Pérez y su esposo Oviedo pusieron en marcha una campaña de medios, para tratar de contrarrestar el efecto demoledor de los trinos de aquel a quien muchos ven como el candidato en la sombra. Conocedores de la intimidad de la postulación aseguran que la ternada es Amelia, pero si hubiera sido la elegida, el fiscal iba a ser su esposo Gregorio Oviedo, el verdadero amigo de Petro que, por razones de edad, no podía acceder al cargo.
Las dudas respecto de la independencia de la nueva fiscal general de Colombia son comprensibles. No obstante, quienes la conocen apuntan que se trata de una profesional juiciosa que, a pesar de su militancia en la izquierda, no es ni obsesiva ni fanática.
Por el bien de la cada vez menos sólida democracia colombiana, la fiscal general debe, desde ahora mismo, marcar distancia de Petro. Ejercer su cargo con absoluta independencia y desmentir con hechos y no con palabras, a quienes con toda legitimidad sospechan que ella se prestará para perfeccionar persecuciones contra los opositores y críticos del régimen colombiano.
La primera prueba consistirá en el rumbo que les dé a los procesos contra el primogénito-corrupto del presidente, quien ya está en etapa de juicio. También deberá decir cuanto antes qué sucederá en la investigación que se adelanta contra la campaña de Petro, por los posibles delitos que se cometieron en la financiación de la misma.
Cuál será el rumbo del caso contra Laura Sarabia y, quizás lo más importante: la suerte del criminal Armando Benedetti, cuyos procesos -son más de diez- están en manos de la fiscalía. ¿Continuará gozando de impunidad ese hampón que ha participado en los peores actos de corrupción de las últimas décadas?
Por respeto y ponderación, a la nueva fiscal general de la nación hay que darle el beneficio de la duda. Será ella la que, con sus decisiones y actuaciones, demuestre que es poseedora de un talante republicano que no se rinde ante los intereses mezquinos del presidente que propuso su nombre para ser el reemplazo del doctor Francisco Barbosa.
Publicado: marzo 13 de 2024