Petro notifica que no abandonará el poder

Petro notifica que no abandonará el poder

El globo que Petro lanzó la semana pasada, advirtiendo sobre la posibilidad de una Constituyente, no tiene vocación de prosperar. Los tiempos y la fortaleza política juegan en contra del presidente de Colombia. 

El artículo 367 de la Constitución, fija las pautas para la convocatoria de una asamblea. Esa norma indica que el Congreso deberá aprobar una ley que convoque a una votación popular en la que los ciudadanos digan si quieren o no la integración de una constituyente. Para que dicha votación sea válida, tendrá que contar como mínimo con el respaldo de una tercera parte del censo electoral, que en números concretos significa que el SÍ debe sacar más de 13 millones de votos; el censo electoral ronda los 39 millones de ciudadanos habilitados para votar. 

No está de más recordar que Petro ganó la presidencia con 11.2 millones de votos. Sin tener en cuenta el desgaste y la creciente desaprobación del mandatario, le faltarían dos millones partiendo de la base de que todos los que lo eligieron estuvieran de acuerdo con la constituyente.

Las dificultades del gobierno en el Congreso son evidentes. En 20 meses de mandato, Petro no ha sido capaz de lograr la aprobación de ninguna de las reformas que ha presentado. No le quedará fácil impulsar una ley que desata tanta controversia como la de la constituyente. Y más difícil le será conseguir los apoyos populares teniendo en cuenta factores objetivos como la derrota de su corriente política en las elecciones regionales de octubre del año pasado, y los elevados índices de desaprobación que registran todas las encuestas de opinión. 

No viene al caso rasgarse las vestiduras porque Petro haya mentido cuando aseguró y plasmó sobre piedra que no haría una constituyente. La vida de Petro es una falacia. Su libro autobiográfico es una colección de embustes. Por su propia estructura moral y por los efectos de las drogas que consume permanentemente, el presidente de Colombia carece de la capacidad para distinguir entre la realidad y la fantasía.

Del show de la constituyente inviable queda una claridad absoluta: la notificación de que Petro no está dispuesto a respetar las decisiones del Congreso, ni las de la rama judicial, ni el periodo para el que fue elegido. 

La iracundia del presidente se debe a que el legislativo, a pesar de la asquerosa repartición de puestos, contratos y prebendas a muchos senadores y representantes, no ha marchado al ritmo y en el sentido que él desea. Sus proyectos bandera no han sido aprobados, y es altamente probable que la nefanda reforma a la salud -salvo un soborno de último minuto- se hunda en la comisión séptima del senado, de acuerdo con la ponencia de archivo que fue suscrita por la mayoría de los integrantes de esa célula legislativa. 

Se ha repetido insistentemente que Petro está buscando la manera de quedarse en el poder al precio que sea. Por ahora no se vislumbra un mecanismo institucional que le permita reelegirse. 

Viéndolo en perspectiva, habrá que agradecerle al felón Juan Manuel Santos la derogación de la reelección que él impulsó al otro día de haber renovado su periodo presidencial. 

Debe prestarse mucha atención a los movimientos de Petro, un hombre que se siente más cómodo usando la fuerza que la razón, y que forjó su temperamento imponiendo su voluntad pistola en mano y no por medio de la discusión sosegada y con fundamento en los argumentos. 

Él ya abrió sus cartas y la suerte está echada. Colombia va, irremediablemente, hacia la dictadura. 

@IrreverentesCol

Publicado: marzo 18 de 2024