Aunque parece inventada, esta noticia es perfectamente veraz. Está relacionada con el concurso de méritos convocado para la designación del próximo personero de Medellín.
Por tratarse de un proceso que obliga la realización de pruebas de conocimiento, la reconocida universidad Politécnico Grancolombiano fue la designada para llevar a cabo las evaluaciones de conocimientos el 5 de noviembre del año pasado.
Entre los aspirantes se encuentra la señora Sandra Lorena Cárdenas Sepúlveda, actual personera de la ciudad de Pereira cuya formación y conocimiento aparentemente son insuficientes, pues así quedó demostrado en el examen académico que presentó.
Una vez conoció la calificación obtenida, que no le servía para continuar con alguna probabilidad de éxito en la competencia por la personería de la capital antioqueña, la habilidosa aspirante esperó a que comenzara la vacancia judicial para presentar una tutela.
Con argumentos traídos de los cabellos, Cárdenas, en plenas festividades de fin de año, acudió al despacho de un juez penal de Pereira para que estudiara su acción.
La señora, evidentemente, estaba, al decir popular, jugando con los naipes marcados. Ella, en su calidad de personera, interactúa permanentemente con los jueces penales de su municipio. Y como la tutela fue presentada en plena vacancia judicial, los únicos juzgados que estaban funcionando eran los penales.
Básicamente, se trató de un acuerdo entre colegas, entre compañeros, entre compinches.
El desarrollo de los acontecimientos era previsible. El juez admitió la acción en menos de 48 horas y emitió fallo el 9 de enero de este año ordenándole a la universidad que respondiera con mayor amplitud un derecho de petición radicado por la aspirante Cárdenas Sepúlveda.
En principio, no se observa nada extraño en esa decisión.
Pero en adelante, sobrevino una catarata de irregularidades que, efectivamente, ponen en tela de juicio la imparcialidad del juez y, sobre todo, los alcances de la tutela.
El juez, así mismo, le ordenó a la universidad que, al revisar nuevamente las respuestas que la alumna plasmó en la prueba de conocimientos, se hicieran las modificaciones a que hubiera lugar en la calificación.
La universidad volvió a revisar el examen y llegó a la misma conclusión: la señora Cárdenas Sepúlveda no pasó la prueba. Y, para cumplirle al amañado juez de tutela, se envió el respectivo escrito informándole lo sucedido.
En Colombia el abuso de la acción de tutela es extremo. Mujeres que, invocando el libre desarrollo de la personalidad han logrado que un juez ordene que se les practiquen cirugías estéticas, abogados -rábulas- que han tumbado sentencias condenatorias en firme y no casadas por la corte suprema, funcionarios que deben ser reintegrados a sus cargos a pesar de ser unos verdaderos incompetentes.
Pero lo que ha logrado la personera pereirana Sandra Lorena Cárdenas Sepúlveda, con la ayuda de su amigo juez -también pereirano- no tiene comparación: a través de la tutela, el operador judicial está ordenándole a la universidad Politécnico Grancolombiano que le cambie la calificación para que ella pase la prueba de conocimientos y, así, pueda continuar en la gesta por quedarse con la personería de Medellín.
Los directivos de la universidad, estupefactos ante tamaño despropósito, se han mostrado reacios a cometer semejante fraude, pues al revisar una y otra vez el examen presentado por Cárdenas se llega al mismo punto: ella se rajó. Punto final.
El juez, ni corto ni perezoso, concluyó que los empleados de la universidad que se han opuesto a falsificar el resultado del examen de la aspirante incurrieron en desacato y ordenó un arresto de tres días contra ellos.
El precedente es nefasto. Una estudiante vaga, pero con buenos amigos en los juzgados, ha logrado, por medio de una acción de tutela, pasar un examen que perdió. Y lo más grave: que esa evaluación se realizó en el marco de un concurso de méritos para acceder, nada menos, que al cargo de personero de Medellín.
Publicado: febrero 20 de 2024