Los fantasmas de Petro

Los fantasmas de Petro

El exceso de cafeína, o de cocaína, o de las dos, hace que el presidente de Colombia esté alucinando. 

El episodio del fin de semana pasado sería hilarante si quien lo hubiera protagonizado no fuera el primer mandatario. 

Petro, como si estuviera poseído por el demonio, empezó a pelear con una cuenta falsa en la red social X. 

Una persona cualquiera creó un perfil utilizando el nombre y la imagen del fiscal general de la nación Francisco Barbosa, y escribió algo relacionado con la inminente imputación de cargos al exgerente de la campaña petrista, el hoy presidente de Ecopetrol Ricardo Roa por los delitos cometidos en la financiación de dicha campaña. 

Carente de la serenidad que debe acompañar a un jefe de Estado y delatando su oceánica falta de inteligencia, Petro saltó como una rata a pelear contra la cuenta falsa, aseverando que lo publicado por quien él se imaginó era realmente Francisco Barbosa, era la prueba de que desde la fiscalía se estaba liderando una sedición para derrocarlo (¡!).

Habrá que rogar para que, en el futuro, desde una cuenta que imposte a la Santísima Virgen María, no lo insulten. Así, se le evitaría al pueblo colombiano la vergüenza de que su presidente comparezca para denunciar que la madre de Cristo hace parte del complot que hay en su contra. 

Más se demoró la exesposa del hijo no criado de Petro, Day Vásquez, en perfeccionar su acuerdo de colaboración con la justicia que Petro en darle rienda suelta a su fantasiosa teoría del golpe blando contra su gobierno. 

Es evidente que él ganó la presidencia con el apoyo del dinero sucio de los mafiosos Santa Lopesierra y el turco Hilsaca. Es evidente que su gerente de campaña no reportó los $500 millones de pesos que Fecode le donó. Es evidente que el hampón Armando Benedetti sabe de los $15 mil millones de pesos que entraron por debajo de la mesa y que permitieron la victoria en las elecciones de 2022. 

A Petro nadie lo está persiguiendo, y nadie le está haciendo un golpe blando. Hay una oposición seria, firme e implacable que, afortunadamente, en nada se parece a la que él y los delincuentes que lo rodean ejercieron durante el gobierno del presidente Duque. Acá no ha habido incendios, bloqueos de calles, atentados terroristas, policías asesinados. 

Lo que se observa es una sociedad que no está dispuesta a permitir que el presidente salte los limites legales, y unos organismos de control que cumplen su deber imponiendo las respectivas sanciones a funcionarios corruptos, como es el caso del narcocanciller Álvaro Leyva Durán, suspendido durante los próximos tres meses, como consecuencia del negociado de los pasaportes, donde es evidente el interés de favorecer a una empresa a la que el hijo del ministro, Jorge Leyva Valenzuela, y el delincuente internacional Alex Vernot le están haciendo lobby.

Hasta el periódico El Espectador, que es un medio afín y al servicio del gobierno, en su editorial del pasado domingo ha dicho que nada justifica que el gobierno no cumpla respetuosamente la suspensión impuesta por el ministerio público.

Hay quienes interpretan los desmanes del presidente como una manifestación de sus desequilibrios mentales, y un efecto de su adicción a las drogas. Tal vez eso sea parte del problema. Pero lo que realmente ayuda a comprender lo que está sucediendo en Colombia, es el talante y el temperamento de quien ejerce el gobierno, un sujeto al que le importa un higa que se desate una conflagración. Dice la leyenda que Nerón cantaba mientras Roma ardía; 

Petro se emborracha y se droga mientras su país se destroza. 

Y el combustible del fuego son las fantasiosas conspiraciones que solo existen en su mente enferma. Hoy dice que el fiscal y la procuradora quieren derribarlo del poder. Mañana, como todos los dictadores socialcomunistas, encontrará un gobierno extranjero como enemigo y anunciará movimientos de tropas y guerras.

Todo para entretener a sus seguidores y buscar la manera de desviar la atención de los escándalos de corrupción que lo enredan a él, a su hijo, al que fue gerente de sus campaña, a sus aliados, a sus parlamentarios y, cómo no, a su esposa bailarina. 

@IrreverentesCol

Publicado: febrero 6 de 2024