Algunos dicen que Leyva Durán debería salir del cargo por cuenta del negociado de los pasaportes, proceso con el que es evidente se quiere favorecer al hijo del ministro y al delincuente condenado Alex Vernot.
Se equivocan. Si Colombia fuera una democracia medianamente respetable, donde la ley se aplicara sin distinción ninguna, el forajido que dirige la diplomacia colombiana debía estar en una cárcel respondiendo por los delitos que ha cometido en las últimas cuatro décadas.
En abril de 1998, Leyva huyó como una rata de Colombia, cuando supo que la fiscalía procedería a ordenar su captura para que respondiera por los cheques que los hermanos Rodríguez Orejuela giraron a su nombre. Las explicaciones que dio en su momento fueron estúpidas: que se trató del negocio de unas volquetas.
Volquetas no; volquetadas de dinero que la mafia le regaló a ese hampón que buscó refugio en Costa Rica para hacerle el quite a la justicia colombiana.
Experto en fugas, a comienzos de siglo logró volársele a Interpol cuando un comando intentó capturarlo para cumplir una solicitud de extradición de Colombia.
Leyva, que estaba asilado en Costa Rica, misteriosamente fue ubicado en un hotel en Madrid. Apenas fue detectado, se activaron los mecanismos para lograr su detención. Una juez corrupta colombiana, llamada Patricia Ladino, se encargó de enredar el asunto, alegando que ella no tenía la obligación de emitir una nueva orden de captura. Lo cierto es que en el va y viene burocrático, Leyva, apoyado por las redes terroristas de las Farc y ETA, logró esfumarse. Ese es el calibre del delincuente que hoy lidera la política exterior colombiana.
En aras de explicar las reuniones de su hijo en Paris para cuadrar la adjudicación del contrato de los pasaportes, ha dicho que el condenado Alex Vernot estaba presente por su interés en conocer el proyecto de “modernización” del tratado de extradición entre Colombia y Francia.
Si esa versión es cierta, resulta muy grave que Vernot, que está pendiente de una decisión de doble conformidad, esté metiendo sus manos en los acuerdos de extradición entre Colombia y Francia, país en el que se encuentra escondido.
Todo apunta a que la sentencia condenatoria en su contra será confirmada, razón por la que la justicia emitirá la respectiva solicitud de extradición. Es prudente preguntarse si Leyva y su calanchín Juan Carlos Losada Perdomo están trabajando para asegurar la no extradición de Vernot a Colombia.
Donde esté Álvaro Leyva Durán hay que partir de la mala fe. Nada de lo que haga ese facineroso se ajusta a la ley. Es un criminal nato, un individuo peligroso, sin escrúpulos ni límites. Algún día se conocerá la totalidad de los crímenes en los que él ha estado involucrado.
Publicado: diciembre 18 de 2023