La fórmula está probada y les ha funcionado muy bien a los regímenes totalitaristas de izquierda y de derecha. Cuando los bolcheviques se hicieron con el poder en Rusia, Trotski propuso capturar y conducir al banquillo de los acusados al zar y a su familia, previa entronización de jueces que garantizaran una sentencia condenatoria.
Lenin se opuso y se fue por la vía rápida: evitó el remedo de juicio y ordenó el asesinato de los Románov.
Hitler le metió el zarpazo a la justicia alemana, y acto seguido desató “investigaciones” criminales con las que procuró reducir a todos los críticos y opositores del partido que él regentaba. El delito del grueso de los indiciados: no hacer parte del nacionalsocialismo.
Desde que llegó a la presidencia, Petro no ha hecho cosa distinta que amenazar con el látigo de la justicia, de su justicia.
Él, que jamás respondió por las atrocidades cometidas por la banda terrorista M-19, se ha encargado de amedrentar con la acción penal de la próxima fiscalía entidad, que en su criterio depende, de él.
Lo cierto es que no importa a cuál de las tres candidatas elija la corte suprema, porque el fiscal general será Petro. Él se encargará de acriminar a quien se le venga en gana con el ánimo de que el fiscal ordene la respectiva captura y busque la condena correspondiente. Adiós al debido proceso y, por supuesto, a la presunción de inocencia.
Deberían superar la timidez y, a partir de febrero del año entrante, trasladar el despacho del fiscal general de la nación a Casa de Nariño para facilitarle las cosas al abusivo Gustavo Petro.
Y en cuanto al actual fiscal general y su equipo, deberían buscar protección internacional porque el ajuste de cuentas que se viene contra ellos será implacable.
El presidente cobrará con creces la investigación contra su hijo, el delincuente confeso Nicolás Petro.
Desde ya, está dejando entrever lo que viene contra los altos funcionarios de la actual administración. Temeraria y mentirosamente, ha dicho que la fiscalía ha traficado estupefacientes, un señalamiento desproporcionado, peligroso, extremadamente delicado y que el mandatario tendrá que sustentar con evidencias. Igual, el daño ya está hecho.
Su principal herramienta mediática, Coronel Castañeda, se ha prestado para difundir semejante monstruosidad, a través de reportajes sesgados con los que ha pretendido enlodar el buen nombre de la vicefiscal Mancera.
Vienen tiempos espantosos. Los opositores al régimen tendrán tres alternativas: el exilio, la cárcel o la muerte.
Petro, además de los poderes propios de todos los presidentes, ejerce control sobre buena parte del crimen organizado. Y a partir del año entrante tendrá en sus manos a la justicia, con lo que encarnará en sí mismo la sentencia del historiador británico Lord Acton: “Con un poder absoluto, hasta a un burro le resulta fácil gobernar”.
Publicado: noviembre 28 de 2023