Fangal

Fangal

El honor es el leitmotiv de la carrera de las armas. La disciplina, los sacrificios, los denodados esfuerzos que impone se justifican para quienes la abrazan en razón del honor que enaltece sus vidas.

Duele recordarlo en momentos en que un gobernante indigno somete a diario a los integrantes de la fuerza pública a los tratos más humillantes y desmoralizadores.

Al fin de cuentas, se trata de un delincuente juvenil que nunca se arrepintió de sus trasgresiones. Simplemente, se dio cuenta de que por ese camino no llegaría a las alturas que su mente enfebrecida soñaba con delirio y por ello dizque optó por el camino de la paz, pero sin abjurar de los torcidos ideales revolucionarios que acaba de reiterar en el homenaje que en China le rindió al genocida Mao Zedong.

Es comprensible que tienda sus manos con generosidad digna de mejor causa a la delincuencia de todos los pelambres y al mismo tiempo desdeñe con un trato denigrante a la fuerza pública que es el soporte del orden institucional.

Lo que venimos presenciando es pavoroso. Ya es habitual que la prensa nos informe que los soldados de la patria sufren el secuestro y los maltratos de parte de comunidades aupadas por organizaciones criminales que cada vez ejercen mayor influencia en vastos territorios del país. El fenómeno de las «repúblicas independientes» viene presentándose cada vez en forma más intimidatoria a lo largo y ancho de Colombia.

Esto tiene un nombre que enciende todas las alarmas: anarquía. Cuando ella se instaura en un país, desaparece el imperio de la ley y reina la dominación de los más despiadados, quienes lucen sus alias como si fueran condecoraciones: «Mordisco» y otras similares que dan cuenta de su ferocidad.

Poca duda cabe acerca de que a partir de la claudicación de Santos frente a las Farc Colombia viene trasegando el camino que la lleva a convertirse en un narcoestado.

Como dice la revista Semana, los grupos criminales están envalentonados frente al gobierno. Vid. La paz total está en crisis. Grupos criminales están envalentonados con el Gobierno Petro, sacan ventaja de los ceses al fuego y no está claro cómo salvar los procesos (msn.com)

Ya quien nos desgobierna viene predicando que la guerra contra las drogas ha fracasado. Se cree que es algo que ha sucedido en su propio entorno, pues hay quienes consideran que es adicto a la cocaína, mientras que de su propia consorte se sabe, por confesión que obra en un video que ha circulado profusamente en las redes sociales, que no le desagrada la marihuana.

Bien se dice que cuando los que mandan pierden la vergüenza, en los llamados a obedecer desaparece el respeto. El que hoy nos desgobierna puede ostentar el mando, pero su falta de decoro ha minado su autoridad. Va en camino de convertirse en un rey de burlas. 

Admitiendo en gracia de discusión que no hubo fraude en las últimas elecciones presidenciales, habría que afirmar que la ciudadanía votó a ciegas por quien hoy ocupa la jefatura del Estado y padece una deplorable ceguera moral. Cabe recordar entonces el dicho evangélico: «¿Podrá un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?» (Lc, 6:39-42).

«Fangal» es el título de un raro tango póstumo de Discépolo: «Yo la vi que se venía en falsa escuadra, se ladeaba, se ladeaba por el borde del fangal…» (Vid. FANGAL – Edmundo Rivero – LETRAS.COM). 

Así estamos hoy los colombianos.

Jesús Vallejo Mejía

Publicado: noviembre 15 de 2023