Un año para el olvido

Un año para el olvido

Se cumplió el primer año del Gobierno Petro y los resultados no pueden ser peores. La inseguridad se disparó en el País a niveles que no veíamos hace más de una década, el gasto público se disparó para rubros totalmente innecesarios y la amenaza de las reformas sociales tiene con los pelos de punta a todos los sectores.

En materia de seguridad las cifras son alarmantes. El secuestro aumentó 105%, la extorsión creció 30.8%, la erradicación de cultivos ilícitos cayó 71.1% y hay más de 16.000 hombres en armas. La promesa de paz total se tradujo en impunidad total y mientras tienen a las Fuerzas Militares con las manos amarradas, las regiones sienten el crudo flagelo de la violencia.

Respecto a las reformas sociales el panorama no puede ser peor. La pensional quiere convertir el ahorro de los trabajadores en flujo de caja para que el Gobierno lo despilfarre a corto plazo, la laboral destruye por completo la generación de empleo y la de la salud pretende estatizar un sistema que funciona y tiene cobertura universal para que, en cambio, sean los alcaldes y gobernadores los que manejen la chequera, creando así un riesgo de corrupción que revive las épocas más oscuras del Seguro Social.

Frente al gasto público la situación es preocupante. El Gobierno le cumplió el capricho a Francia y creó el Ministerio de la Igualdad que costará 500mil millones anuales para cubrir más de 700 cargos completamente innecesarios. Además, el Comité Autónomo de la Regla Fiscal prevé un potencial incumplimiento de la meta de déficit tras la demanda excesiva de gasto sin fuentes adicionales de financiación. Y por si fuera poco, el recaudo de la reforma tributaria no se destinó a cubrir la deuda, cómo se había prometido, sino a expandir un gasto que se vuelve insostenible cada vez mas. Así será difícil, por no decir imposible, recuperar el grado de inversión a mediano plazo.

Adicional a lo anterior, hay varios sectores que están al borde del abismo. Por ejemplo, la eliminación de los incentivos a la inversión, el aumento en las tasas de interés y el desmonte parcial de Mi Casa Ya ha generado una cascada de desistimientos de vivienda que seguramente se agravará en los próximos meses. La que alguna vez fue la principal jalonadora de empleo, la construcción, no tendrá como sacar adelante nuevos proyectos y ni siquiera se sabe si pueda culminar los que están en curso.

Por otro lado, la relación con el Congreso cada vez se fractura más. El Gobierno perdió el control de la Plenaria del Senado, las Comisiones Primeras, las Económicas y la de Acusaciones. Es decir, las más importantes del Capitolio. El Presidente ha creído erróneamente que es un mesías que no tiene la necesidad de construir acuerdos, pero así no funciona el legislativo. La Casa de Nariño no ha entendido que el Capitolio no es su notaria de confianza.

Finalmente, cómo no hablar del escándalo del año. La campaña presidencial habría violado los topes y recibido financiación ilegal. Estamos ad portas de presenciar un nuevo proceso 8.000 que revive las horas más oscuras de nuestra institucionalidad y que pone en entredicho la legalidad de la elección. Petro quemó a su propio hijo y este, a su vez, quemó a su padre. Nadie se salva de un escándalo que podría crecer aún más con la caja de Pandora que se puede abrir en la investigación de Benedetti y Laura Sarabria.

@LuisFerCruz12

Publicado: agosto 9 de 2023