¿Camino a la constituyente?

¿Camino a la constituyente?

Con la coalición rota, sin márgen de maniobra en el Congreso y con el tiempo en contra, el gran riesgo es que Petro acuda a la constituyente para sacar sus reformas. El tono moderado de los primeros meses desapareció y el verdadero mandatario radical salió a la luz. Pelea con los partidos, los bancos, las instituciones y cualquiera que tenga la osadía de atravesarse en sus reformas. Lo mismo que ocurrió en la Alcaldía, con la diferencia que aquí el cambio de Constitución está a la vuelta de la esquina.

Y claro, en teoría la constituyente es un proceso lento que debe ser aprobado por el Congreso y prácticamente acapararía todo el mandato presidencial. Sin embargo, en la práctica la situación es diferente. Una constituyente es un acto de violencia jurídica que implica tumbar el orden preestablecido para crear uno nuevo y, como tal, es casi imposible que se sujete al procedimiento de reforma vigente.

Además, una constituyente no tiene límites y cualquier modificación es viable. Desde la reelección hasta el modelo económico. Y esto es algo que Petro conoce a la perfección. El plan A del Gobierno era pupitrear las reformas en el Congreso, pero el legislativo hasta ahora ha mostrado los dientes y no ha corrido al ritmo que esperaba el Palacio de Nariño. La reforma a la salud desgastó por completo a la coalición y ni esta ni la reforma laboral ni pensional tienen un futuro promisorio.

Sumado a esto, los tiempos están en contra del Gobierno. En el segundo semestre de este año los parlamentarios se ocuparán de las elecciones regionales y el ritmo de las sesiones caerá estrepitosamente. Adicional a esto, la composición de las mesas directivas cambiará y el ejecutivo no tendrá a los alfiles que tiene hoy en día.

En otras palabras, el Gobierno no tiene los votos ni el tiempo para que sus reformas radicales pasen. Seguramente el Congreso aprobará el Plan Nacional de Desarrollo y otros proyectos de menor intensidad política, pero no la eliminación de las EPS, regulaciones laborales asfixiantes o el fin de los fondos privados de pensiones.

Por eso, Petro cambió la estrategia y pretende volcar a la gente a las calles para legitimar sus proyectos y presionar a las instituciones, de la misma manera que movilizó a sus simpatizantes para oponerse a la destitución que en su momento le hiciera el Procurador Ordoñez.

El gran peligro de esto es que la constituyente es una caja de pandora. Todos saben cómo comienzan, pero nadie cómo terminan. El riesgo que se corre con esta alternativa es inmesurable y el futuro del País queda en el limbo. La oposición a esta opción debe ser absoluta desde todos los sectores. De lo contrario, al igual que hizo Chávez, Petro creará una Constitución a su medida.

@LuisFerCruz12

Publicado: mayo 3 de 2023