Creo que el único consenso palpable en este momento es que la hora es grave. La incertidumbre reina tanto en la oposición como en el gobierno, no hay norte claro y mucho menos vía fácil, por donde se mire, “el camino es culebrero” como dice la canción de Aniceto Molina.
Lo anterior no significa que la esperanza haya muerto o que la solución sea esperar confiados a que el “cambio” suceda y no sea tan grave. ¡Para nada! El camino, por más arduo y complejo que sea, es la acción positiva.
A diferencia de la mayoría de críticos, creo que la oposición está haciendo lo que puede con lo que tiene, con aciertos y con errores, muchos aprendiendo la labor que el petrismo por años ejerció y que, en años recientes, además de su experticia, contaba y cuenta con ríos de dinero que garantizan el funcionamiento de un gigantesco aparato comunicacional, concentrado principalmente, en las redes sociales.
Por eso, no debería sorprender que tome trabajo y creo que el tan anhelado “mensaje para la ciudadanía” que mucho crítico le exige a la oposición se está construyendo, sino fuera así, las multitudinarias marchas en contra del gobierno no serían exitosas y el malestar medido en las encuesta no estaría tan alto. Por supuesto que falta y existen varios factores que influyen, entre esos, la misma ineptitud y agresividad del gobierno.
Hay quienes no bajan de torpes e inútiles a todos los que, por lo menos, estamos intentándolo. De manera constante desde sus escritorios o con comentarios despectivos recuerdan solamente las falencias, nunca reconocen aciertos, poco ayudan a pesar de sus capacidades académicas, pero eso sí, proceden a crucificar sin menor dificultad a los varios sectores, políticos y ciudadanos, que se identifican y ejercen la oposición.
Otros, recientemente, parecen ya resignados. Aparte de sus quejas con la oposición, valga la redundancia, ven a buena parte del empresariado entregado al yugo petrista y, concluyen, que no habrá forma de que los políticos y líderes contrarios al gobierno logren financiar su activismo idóneamente y, por ende, no se logrará supuestamente un resultado relevante en las territoriales de 2023 o siquiera una victoria temprana y pequeña ante alguna de las reformas.
En lo personal, no creo en ese negativismo. Tampoco creo que debamos ser herméticos a las críticas constructivas, ni más faltaba, pero creo que la recuperación del país no puede quedar ahí y depende más bien de la capacidad de construir y unificar.Encontrar el “mensaje” o mensajes que le hagan contrapeso al gobierno es un problema, pero creo que la causa ya existe y debe ser esta la que aglutine a la oposición. Esa causa no es meramente frenar a Petro, sino evitar perder lo que con tanto esfuerzo como país hemos construido.
Publicado: marzo 2 de 2023