Por Ernesto Yamhure
La academia colombiana despide al gran profesor Álvaro Pablo Ortiz, filósofo e historiador del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario y quien fue, sin duda ninguna, uno de los más atildados hispanistas de las últimas décadas.
Quienes tuvimos el privilegio de ser sus alumnos, amigos y contertulios, quedamos con el recuerdo perenne de su inteligencia, su agudeza, su fino sentido del humor y, sobre todo, de su infinita cultura.
Una charla informal con Ortiz fácilmente terminaba en una larga reflexión sobre la tragedia colombiana que es mucho más profunda que la gazapera política que ha acompañado a ese país desde el mismo instante en que decidió independizarse.
En su obra España: de madre patria a madrastra, el profesor Ortiz plantea un razonamiento que deberá ser exaltado por quienes pretendan seguir el camino trazado por él: “Hoy más que nunca la juventud debe ser educada para advertir los matices, para recuperar capacidad lectora, espíritu investigativo y sentido crítico. Solamente así lograremos investigaciones democráticas incluyentes, honestas y respetuosas. El prejuicio y los fanatismos ideológicos o religiosos poco o nada contribuyen a formar una auténtica conciencia nacional”.
La impronta de Álvaro Pablo es imborrable. Evitaba las conversaciones fútiles y se concentraba en los asuntos con vocación de trascendencia.
Los años en el benemérito claustro de El Rosario se alternaron con largas jornadas en el ‘Café Pasaje’ aprendiendo de él, tratando de pescar algo en el océano infinito de su sabiduría.
Fue un hombre superior. El maestro que sembró en muchos la semilla de la necesidad por aprender más, desde un plano crítico, sin casarse ni descartar nada preliminarmente.
El Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, que él tanto quiso y del que conocía su historia y trascendencia como quizás nadie más, tiene el deber moral de incluir con letras diamantinas el nombre de Álvaro Pablo Ortiz Rodríguez en el libro de los grandes ilustradores de la República que han pasado por sus salones.
A sus alumnos y amigos, Álvaro Pablo nos ha dejado la más valiosa de las herencias: sus enseñanzas, sus imprescindibles recomendaciones literarias y, cómo no, un amor inmenso por Colombia, pero sobre todo por esa España que fue madre y luego madrastra, pero cuya historia e importancia para América Ortiz supo enaltecer.
Paz en la tumba del gran amigo y formador de personas con talante, coherencia académica y verticalidad intelectual. Hasta pronto Álvaro Pablo.
Publicado: marzo 19 de 2023
El Doctor Alvaro Pablo fue mi maestro y amigo en la universidad Jorge Tadeo Lozano , hoy más que nunca recuerdo su cátedra magistral a la que asistía con profundo deleite y pasión .
Que mejor manera de describir y reconocer al gran ser humano al gran maestro al hombre de cultura infinita , gracias Sr Ernesto Yamhure el Dr Alvaro Pablo no podía partir sin el reconocimiento justo a un maestro y amigo como lo fue él para muchos .