Basura Cero, un fracaso anunciado II

Basura Cero, un fracaso anunciado II

Aparte del hecho de que Petro desperdició miles de millones de pesos de los bogotanos y fracasó en su apresurada y politizada implementación del programa durante su alcaldía, la complejidad que implica hacerlo a nivel nacional, hace de este nuevo intento un fracaso anunciado. 

El programa no es nuevo, ni tampoco es un invento de la sabiduría ambiental de Petro, por supuesto que no.

Zero Waste to Landfill o Basura Cero, es un modelo de política pública para el manejo, reducción, eliminación y minimización de residuos que ya ha sido aplicado en varias ciudades del mundo, entre esas, varias que el petrismo usa como ejemplos y supuestos casos de éxito en materia ambiental y de sostenibilidad que Bogotá y toda Colombia deberían, según ellos, imitar ciegamente y sin mayor cuestionamiento y, por supuesto, sin importar el costo.

En su mayoría, Basura Cero, ha tenido un enfoque de implementación local donde se ha intentado aplicar, se está aplicando o se busca aplicar. El primer intento fallido fue en Canberra, Australia, en 1996. Donde los australianos pretendieron, que para 2010, la ciudad no tendría que tirar ningún tipo de residuo a sus rellenos sanitarios pero, lamentablemente, fracasaron.

Desde entonces más de 100 programas bajo la marca “Basura Cero” se han realizado con sus respectivas diferencias y similitudes, y todos, sin excepción, no han funcionado o se han abandonado antes de cumplir los objetivos propuestos y, los que aún siguen ejecutándose, están posiblemente en camino a sufrir el mismo destino. 

Calma petristas, se consideran un fracaso porque como el nombre del programa lo indica, nunca logran llegar a cero residuos y, por ende, la dependencia a los rellenos sanitarios o su existencia, si se quiere, tampoco logra eliminarse.

Sin mencionar, que muchas otras dificultades se presentan, desde cambiar los ya arraigados hábitos de la ciudadanía en la generación y manejo de residuos hasta el fracaso en construir la infraestructura necesaria (bastante costosa por cierto) o, también, por la ineptitud administrativa y corrupción -como la de Petro- que ocasionan que los programas no prosperen: generando caos y se abandonen.

Por eso, desde la anterior columna, nunca condeno la intención bien intencionada del programa, sino manifiesto sincera preocupación por su implementación y más si se pretende realizar a nivel nacional, con inmediatismo político y grandes dosis de populismo e improvisación que generarán una puerta giratoria de corrupción. 

Como lo demuestra la literatura sobre el tema, esto no es una política fácil de implementar, menos en un país subdesarrollado como el nuestro. Las ciudades más avanzadas y ricas, por supuesto, logran avances significativos y bien orientados que debemos intentar implementar de manera racional y progresiva, pero aún así no logran lo que, al parecer, pretende Petro.

Las limitantes son muchas, los factores de riesgo son aún más y la deficiente infraestructura del país en esta materia no es cosa menor o que deba ignorarse.

Ñapa: Falta mucho por explicar y analizar, ahondaré en la parte III.

@NicolasGomezMSN

Publicado: febrero 13 de 2023