Ataques a la misión médica

Ataques a la misión médica

Los ataques a la Misión Médica (MM) son una constante; la cifras que maneja el Ministerio de Salud y Protección Social lo confirman: 2020 con 325 casos,2021 con 553 y el 2022 estamos cerca de los 300 casos-año. Surge una pregunta al ver estos antecedentes: ¿Cuál es el propósito de todos estos desmanes? Por qué no se respeta la dignidad y la vida de aquellos que por vocación prestan servicios de asistencia sanitaria. No creo encontrar respuesta.

Atacar una MM (amenazas, daño a la infraestructura y desapariciones, secuestros, muertes) representa una agresión contra un grupo de personas que haciendo caso omiso a las recomendaciones de seguridad y la incertidumbre en las regiones se desplazan hacia esas zonas. Van, exponen sus vidas y tristemente terminan lesionados. No hay derecho a tanta inclemencia. Atentar contra la misión médica es tan simple como atentar contra la salud de un pueblo.

El Derecho Internacional Humanitario (DIH) se ha expresado muy claramente al respecto. La norma del 2002 de la 55 Asamblea Mundial de Salud y el Decreto 138 del 2005 donde hablan de las medidas de protección contra los ataques dirigidos al personal de salud, hospitales, servicios e infraestructuras sanitarias, ambulancias y exhorta a todas las partes del conflicto armado respetar -como mínimo blindaje humanitario- el cuidado y protección de todos estos bienes sanitarios que contribuyen durante el estallido del conflicto armado aumentar el número de víctimas. Se pide comprender y valorar la labor humanitaria que se desarrolla durante ese periodo.

Son muchos los años que cumple la Misión Medica en Colombia. El gobierno aceptó los Convenios de Ginebra de 1949, los Protocolos I y el Protocolo Adicional II de 1977 y es responsable de respetar los reglamentos del DIH en nuestro país. La Ley 171 de 1994 convirtió en Ley de la Republica el texto del Protocolo II. Presentó, además, la iniciativa que promuevan normas pertinentes y se establezcan fácilmente su aplicación para garantizar la seguridad del personal de salud. Las cifras de los últimos años son escandalosas y sin mentiras, desde el inicio de funciones de la MM, se han registrados cerca de 5.000 ataques. Denigrante. Qué falta para afirmar que la profesión médica, ante estas circunstancias, se vuelve un oficio peligroso donde la vida del conjunto de la misión corre riesgo.

Vayamos al 2012 donde se adhiere el país al Manual Médico y se aceptan las normas que califica de violaciones o infracciones su ataque. Se adopta el señalamiento y los reglamentos para clasificar las lesiones. Se establece que las personas con lesiones (trauma y heridas) son responsabilidad del combatiente. Pero en última instancia le corresponde al Estado velar paras que aquellos que están en situación de vulnerabilidad tengan la misma oportunidad de atención cuidando además a aquellos que la prestan. No se concibe como estrategia bélica que se niegue la oportunidad a servicios esenciales interrumpiendo el camino de quienes van a ayudarlos.

Están catalogadas las violaciones en el Manual: infracciones contra la vida e integridad, contra la infraestructura y las actividades sanitarias. Anomalías en el secreto profesional y simular engaños con el propósito de lesionar al enemigo. Hemos reiterado la necesidad de que las partes en conflicto se comprometan y cumplan la seguridad para la misión médica y su infraestructura. Resulta de elemental importancia su vinculación con los planes de emergencia e institucional en forma tal que se cuente con todo un programa anticipado y preventivo de lo que pueden ser los resultados de la gestión de servicio.

En el país se registran a diario ataques a la misión médica; el miedo y el subregistro confunden las estadísticas. La falta de formación en nuestras universidades y sus facultades de medicina, por la falta de preparación y de entrenamiento, exacerba las llamas del conflicto interno que quema toda la nación. Hay que enseñar a nuestros estudiantes consignas de seguridad y que aprendan a reconocer los diámetros de la violencia. La pedagogía de las transmisiones de vulnerabilidad, el comportamiento respetuoso y neutral, la valoración real del peligro se convierten en instrumentos valiosos que modulan los vectores de morbi-mortalidad. Los otros integrantes de la misión medica necesitan y se benefician de esta pedagogía conjunta, hay que disminuir el número de víctimas de un conflicto donde ellos son auxiliadores. Nuestras licenciadas y auxiliares de enfermería ¿quiénes las entrenan y actualizan? Los conductores y las medidas anticipadas para estar siempre listo. Los medios de transportes y todo su equipamiento al día: ¿cómo se logra?

Diptongo: quien sensibiliza al recurso humano nativo o sus atacantes.

@Rembertoburgose

Publicado: febrero 15 de 2023