La oposición política es tan necesaria e importante como la misma separación de poderes. Tenemos un régimen presidencial que por mandato constitucional el presidente de la República es “jefe de Estado, jefe de del Gobierno y Suprema Autoridad Administrativa”, “comandante Supremo de las Fuerzas Militares”. Este poder presidencial exige contrapesos políticos que soporten la visión, opinión e ideas, doctrinas y tesis contrarias a las que representa el presidente.
El sistema político que tenemos otorga garantías constitucionales y legales a la oposición, el presidente Petro las tuvo durante las dos últimas décadas, tanto que, a pesar de existir fallos disciplinarios y fiscales en su contra, y de ser beneficiario de amnistía por parte del Estado, logró ganar la elección presidencial, prueba suficiente de que hasta ahora tenemos un sistema democrático fuerte y garantista.
En la elección de 2018, Gustavo Petro fue el candidato derrotado en la segunda vuelta presidencial, eso le permitió llegar al Senado de la República en representación de los millones de ciudadanos que votaron por él.
La oposición del Senador Gustavo Petro contra el gobierno del presidente Duque fue radical, sistemática, obsesiva, sin pausa ni límite, lo vivimos en los hechos ocurridos durante el paro criminal del 2021. Podemos objetar y distanciarnos de sus métodos y formas como ejerció la oposición, pero la ejerció.
Todos conocemos la historia del fenómeno político y electoral que representó Rodolfo Hernández en las elecciones del 2022, quien emergió en la política nacional abanderando la lucha contra la corrupción a pesar de estar inmerso en un proceso y juicio por corrupción, y de generar más dudas que certezas, sin embargo, logró ganarse el afecto de los ciudadanos que vieron en “el ingeniero” como el único candidato que podía derrotar al candidato Gustavo Petro.
Rodolfo Hernández tenía el deber moral e histórico de ejercer la oposición desde el Senado de República, no lo hizo, a las pocas semanas de haber logrado una votación inimaginada y reñida se fue a abrazar y a entregársele al presidente electo Gustavo Petro. Rodolfo se posesionó en el Senado para cumplir un requisito para acceder a la personería jurídica de un partido político que no representa nada ni a nadie, será otro garaje más dispensador de avales.
El gobierno de Petro no tiene oposición, nadie la ejerce.
Por ahí ejerce remedo de oposición el Representante Miguel Abraham Polo Polo, joven meritorio, simpático, intuitivo, que se mueve como pez en el agua en las redes sociales, ese inframundo donde reinan los populistas, saltimbanquis, pastores de garaje, youtuber que se enriquecen y ganan elecciones diciendo o haciendo estupideces.
Mientras no se tenga una verdadera oposición el presidente Petro avanza sin obstáculo alguno y atorado de la risa de ver al pinscher Polo Polo ladrando en nombre de la oposición.
Publicado: febrero 1 de 2023