La trama rusa

La trama rusa

Parecería una típica teoría de la conspiración, pero no lo es. Evidencias digitales encontradas en los archivos ocultos de Twitter confirman que desde Rusia hubo una intromisión en el proceso electoral colombiano de 2022. 

De acuerdo con los archivos revelados a finales del mes de diciembre, una importante cantidad de bots –cuentas falsas- participaron activamente en la campaña presidencial colombiana para favorecer las tendencias de Gustavo Petro y para impulsar las estrategias de guerra sucia y desprestigio contra los rivales del hoy presidente de Colombia. 

La información difundida por el reputado periodista estadounidense Matt Taibbi apunta a que cuentas fantasma manejadas desde Rusia se encargaron de posicionar, desde 2021, tendencias favorables a la candidatura de Petro. Esas mismas cuentas también apoyaron mensajes de respaldo a los regímenes dictatoriales de Venezuela y Cuba.

Coincidentemente el coordinador de la estrategia digital de Petro, el oscuro Sebastián Guanumen adelantó sus estudios de ciencia política en la Universidad de la Amistad de los Pueblos -conocida como la Patrice Lumumba- de Moscú, centro académico en el que estuvo entre los años 2011 y 2015. 

La intromisión de Rusia en los asuntos internos de Colombia no es nueva. Hay antecedentes recientes que al ser observados en el contexto actual facilitan entender la situación.  En diciembre de 2020, el gobierno de Iván Duque emitió un comunicado de prensa en el que anunció “…la decisión de solicitar el retiro de dos funcionarios diplomáticos rusos acreditados en Colombia, tras la verificación de que estaban desarrollando en el país actividades incompatibles con lo previsto en la convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas”.

Los expulsados alcanzaron a estar dos años en el país y, de acuerdo con información de las agencias colombianas de inteligencia, desarrollaron actividades de espionaje en unidades militares y en el sector energético nacional. Así mismo, se descubrió que los dos agentes reclutaron personas en Cali, ciudad donde la revuelta criminal de la llamada ‘Primera Línea’ -organización armada que respaldó decididamente la candidatura de Gustavo Petro- fue más agresiva. 

Rusia ha aumentado su presencia en América Latina en los últimos años. Es, hoy por hoy, uno de los principales aliados de las dictaduras de Venezuela y Nicaragua. Gracias al autócrata Putin, Nicolás Maduro ha podido sortear los efectos de la debacle económica de su país. 

Valga recordar la alianza militar ruso-venezolana que empezó a tejerse en la era Chávez y que se tradujo en la compra, por miles de millones de dólares, de aviones de combate -los tristemente célebres Sukhoi con los que Chávez amenazaba permanentemente a Colombia-, tanques de guerra, misiles y fusiles de asalto -Venezuela está en proceso de establecer una planta de ensamblaje de Kalashnikov-.

Caracas está inundada de “asesores” rusos que han planificado acciones desequilibrio militar en la región como el despliegue de aviones con capacidad nuclear a la base militar ubicada en la isla La Orchila, en el Caribe. 

Pocas horas después de confirmarse la elección de Petro en junio del año pasado, Vladimir Putin llamó para extender sus felicitaciones. En dicha comunicación, Putin hizo votos por el fortalecimiento de las relaciones entre Bogotá y Moscú. 

Gracias a lo hasta ahora conocido en los llamados Twitter Files, es evidente que Putin estaba contento por el triunfo del candidato al que su régimen apoyó a través de una sucia e ilegal campaña digital, esa misma que incluyó, en palabras del siniestro Sebastián Guanumen, “correr la línea ética”. 

@IrreverentesCol

Publicado: enero 12 de 2022