Adicional al alza del dólar, la inflación y la confianza en el País, la escasez de medicamentos en Colombia amenaza con convertirse en un verdadero problema nacional. No son pocos los ítems que brillan por su ausencia en las farmacias y centros médicos y ponen en jaque la atención de los pacientes, sobre todo en aspectos pediátricos.
Una alarmante realidad que si bien inició con la pandemia y está relacionada con la crisis de los contenedores que afectó el transporte a nivel global, persiste y parece estarse agravando con el paso del tiempo.
Dólex niños, ibuprofeno, amoxicilina, acetaminofén, jarabes y anticonceptivos inyectables son tan solo algunos de los más de 100 medicamentos de uso esencial que no se encuentran en las droguerías. Miles de tratamientos están en el limbo por esta situación y no parece haber una respuesta clara a corto plazo.
De hecho, aunque el Ministerio y algunos actores han sostenido que se pueden sustituir estas drogas por los componentes genéricos, lo cierto es que esa no es la solución que esperan los pacientes. Para nadie es un secreto la diferencia de efectividad que existe entre los medicamentos de marca y los genéricos y el funcionamiento del sistema de salud no puede recaer exclusivamente en estos últimos.
Por eso, es primordial que la cartera de salud establezca un relacionamiento directo con las farmacéuticas y se logre llegar a una solución inmediata, ya sea brindando facilidades para el transporte de medicamentos o para la producción de estos a nivel local.
Algo semejante a la negociación que en su momento adelantó el Gobierno con las farmacéuticas que produjeron las vacunas contra el Covid y que permitió la llegada de millones de dosis a buen término al País.
Lo importante, y esto no es un tema menor, es que la escasez de medicamentos no se termine convirtiendo en una herramienta política para justificar un cambio en el modelo de salud o para imponer un discurso de odio en contra de las multinacionales del sector.
La vida de los colombianos debe estar por encima de cualquier diferencia ideológica y algo tan delicado como las drogas para tratar cientos de enfermedades no puede ser una causa de confrontación entre la izquierda y la derecha.
El pragmatismo debe primar sobre cualquier discusión y superar la escasez de suministro de medicamentos ha de ser una causa común de todos los actores del sistema, independientemente de las visiones que se tengan sobre la efectividad o no de la Ley 100.
Publicado: noviembre 7 de 2022
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