Oración y acción

Oración y acción

Del 10 al 17 de abril celebramos la Semana Santa correspondiente al año 2022.

Para los cristianos de todo el mundo la también llamada Semana Mayor tiene una muy especial y trascendental significancia.  Son muchos los sagrados misterios de la vida terrenal de nuestro Señor Jesucristo a los que nos unimos, vivimos y celebramos en estas fechas.  Los principales de ellos son la última cena y la institución de la eucaristía, la oración en el huerto de los olivos, la flagelación, la coronación de espinas, la cruz a cuestas camino al calvario, la crucifixión y muerte, y la resurrección.

Jesús pasó por el mundo anunciándonos el Reino de Dios y llamándonos a la conversión.  Jesús no se impuso ni se impone, la vivencia de su mensaje es voluntaria, cada uno es libre de aceptarlo o no.

Creo no ser atrevido si manifiesto que el mensaje central, la almendra, la médula del cristianismo es el mandamiento del amor.

Y ese amor es pleno, como lo dice Pablo en la Primera Carta a los Corintios:

“El amor es comprensivo, el amor es servicial y no tiene envidia. El amor no presume ni se engríe, no es mal educado ni egoísta, no se irrita, no lleva cuentas del mal, no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.  Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites.  El amor no pasa nunca.”

La religión no es más que un estilo de vida con una visión de futuro.  Para los cristianos ese estilo de vida es la imitación de Cristo.  Y esa visión de futuro es la vida eterna.  La vida terrena es pasajera y no tiene sentido sin la que viene después, cuando el espíritu se separa de la materia, que esa sí es para siempre.

Estamos llamados al amor.  Al amor con obras.  Y no solo a amar a quienes nos aman, eso es relativamente fácil, debemos amar a quienes no nos aman, a nuestros enemigos, a nuestros opuestos, a nuestros contrarios, a nuestro prójimo, he ahí el mayor reto.  Tenemos que ver en cada ser humano a un hijo de Dios, a nuestro hermano.  En esa línea de amor la preferencia y la primacía tienen que ser hacia los más necesitados, los indefensos, los pobres, no solo en el aspecto económico sino en las múltiples facetas del ser humano.

Esta es una semana de recogimiento y reflexión.  Cada uno, en ejercicio de su libertad, la vivirá a su manera.  Algunos se dedicarán a la oración, otros participarán en las ceremonias religiosas, otros entrarán en una íntima conexión con Dios, otros serán indiferentes, otros se irán de paseo o descanso laboral, algunos tendrán que trabajar o seguirán absorbidos en sus actividades diarias, no faltará quienes se opongan y descalifiquen estas festividades.  La vida nos da esta oportunidad, cada uno la toma o la deja, y la aprovecha o no a su manera, según su saber, entender y posibilidades.

Este año la Semana Santa transcurre en un escenario de cercanía con las elecciones presidenciales del próximo 29 de mayo.

Serán unas votaciones en las que el país se jugará su futuro.  En el menú de opciones aparecen modelos políticos, sociales y económicos diferentes y opuestos.

Unos, emulando o imitando lo que ha pasado y pasa en hermanas naciones latinoamericanas, prometen y pretende destruir, arrasar, quitar, barajar y volver a repartir amañadamente.  Llama la atención el hecho de que siendo las cifras de nuestros vecinos desastrosas y que muestran palmariamente que la pobreza en vez de reducirse ha aumentado y que el acceso de la población a los servicios básicos cada vez es más limitado, quieran importar hacia Colombia esos modelos fallidos.  Vale la pena preguntarse ¿por qué es que nuestras calles y caminos están llenos de hermanos venezolanos que buscan en Colombia la oportunidad que su patria les niega y no al contrario?  Si el modelo correcto es el de allá, ¿por qué la migración es de allá para acá y no de aquí hacia allá?  ¿Por qué Colombia está llena de venezolanos y no Venezuela de colombianos?  Sofismas de distracción, cortinas de humo, son las salsas que adoban esas opciones del menú.  No nos dejemos engañar.  No comamos cuento.  Ese modelo político, social y económico ¿si será el mejor para todos o al menos para la mayoría?

Otros de los modelos del menú de opciones buscan mejorar a partir de lo ya construido de lo existente, fortalecer nuestras instituciones, corregir los errores, dejar las ineficiencias.  Necesitamos superar tantas desigualdades e inequidades.  Hay que acabar la corrupción, la delincuencia, la inseguridad.  La situación económica de la mayoría de los colombianos debe y merece ser superior.  La educación y la justicia requieren una reforma integral.  Recordemos que el real y perdurable mejoramiento de la calidad de vida de la generalidad de la población solo es posible en libertad.

Los inaceptables escrutinios de las elecciones del Congreso realizadas el pasado 13 de marzo, de los cuales cada día se conocen situaciones irregulares, nos dejan llenos de dudas y añaden complicaciones adicionales a tan complejo horizonte.

En oración pido a Dios nos dé sabiduría y discernimiento a los colombianos, de manera que sepamos elegir al mejor Presidente, que de verdad trabaje arduamente en pro del bien común para todos, no solo para unos cuantos.

Además de orar, debemos actuar. Oración, prescindiendo de la ortografía, es ‘ora de acción’, y la presente es la hora de actuar para poder vivir en un país con democracia y libertad.  En las manos de cada uno está que esto sea una realidad.

Necesitamos escoger el mejor candidato, hacer proselitismo, votar masivamente, vigilar las votaciones y los escrutinios, impedir el fraude, ser testigos electorales, pronunciarnos como ciudadanos, utilizar los mecanismos legales y cívicos que tenemos disponibles a nuestro alcance, cuestionar e impugnar el conteo de votos si hay lugar a ello, etc.

Faltan menos de 50 días para esa votación.  Que no nos coja la noche.  Que no nos lamentemos por no haber hecho lo que hubiéramos podido.

Oración y acción.

@GabrielJHurtado

Publicado: abril 14 de 2022

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