Han surgido nuevas evidencias que confirman -una vez más- el entramado delincuencial que erigió la hoy candidata petrista al senado Piedad Esneda Córdoba Ruiz con sus compinches de las Farc y la dictadura mafiosa de Venezuela.
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En lo revelado no hay nada que no se hubiera ventilado en el pasado, pero reafirma un hecho nauseabundo: la inoperancia de la justicia colombiana frente a esa mujer.
Además del aparato criminal que montó para extorsionar empresarios colombianos que debían desembolsarle importantes sumas de dinero para que ella intercediera ante el régimen de Chávez-Maduro con el fin de lograr el descongelamiento de fondos controlados por el macabro Cadivi -Comisión Nacional de Administración de Divisas-, surgió un nuevo testimonio, esta vez de un exasesor suyo, que ratifica lo que desde siempre se ha denunciado: el manejo sucio que le dio a la liberación de Íngrid Betancourt y de 3 ciudadanos norteamericanos secuestrados por las Farc.
En palabras de quien fuera su mano derecha, Córdoba Ruiz abusó de la autorización que en su momento le otorgó el gobierno del presidente Álvaro Uribe para que mediara para la liberación de los secuestrados, sacando provecho político de la tragedia que vivían algunos de ellos. Lo indignante es que esa información se conocía desde el año 2008, cuando fue dado de baja el terrorista alias ‘Raúl Reyes’ y la Fuerza Pública colombiana incautó los computadores de ese jefe guerrillero. En los correos hallados, estaba exactamente lo mismo, pero la corte suprema de justicia, en una decisión insólita y cómplice del terrorismo, resolvió que la información no servía como prueba judicial porque supuestamente no se había respetado la cadena de custodia (¡!).
Hace pocos días, el hermano de la Córdoba fue capturado en cumplimiento de una solicitud de extradición para que responda ante la corte del distrito sur de Nueva York por delitos de tráfico de estupefacientes. Ahora, surge el demoledor testimonio de Andrés Vásquez quien durante muchos años fue el hombre de confianza de Córdoba. Vásquez ha acompañado su dicho con evidencias materiales como correos electrónicos.
Córdoba que ahora aspira volver al Senado de la República en las listas del petrismo, nuevamente se ha limitado a repetir que se trata de una persecución política, lo que permite sospechar que está allanando el camino para una fuga hacia Venezuela, país que se ha convertido en paraíso de la delincuencia organizada.
Urge entonces que la justicia colombiana adopte las medidas necesarias para evitar que la socia de Alex Saab se salga con la suya, aunque no hay que hacerse muchas ilusiones toda vez que la decisión sobre una medida restrictiva de la libertad de esa mujer recae en la sala de instrucción de la corte suprema donde trabajan dos sujetos conocidos de autos por su maridaje con la extrema izquierda: Cesar Augusto Reyes Medina -contratista de Santos- y su correveidile Marco Antonio Rueda, quien actualmente funge como presidente de esa sala.
Estas nuevas confirmaciones llevaron a que por primera vez Íngrid Betancourt rompiera su silencio frente a Córdoba quien durante los años de secuestro se acercó y manipuló alevosamente a la madre de la ahora candidata presidencial, doña Yolanda Pulecio.
La fuerza de los hechos obligaron a que Betancourt se expresara de manera breve pero contundente a través de su cuenta de Twitter: “Esta excongresista hoy en la campaña de Gustavo Petro retrasó deliberadamente mi liberación para obtener dividendos políticos. Ella es parte de la clase política corrupta que intentó sacarme de la política”.
Estas nuevas revelaciones reconfirman lo que desde hace más de 10 años se viene repitiendo: Piedad Córdoba es un peligro para la sociedad. La justicia tiene la palabra.
Publicado febrero 15 de 2022
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