La candidata Íngrid Betancourt ha dejado en evidencia la naturaleza politiquera y sucia de la así llamada ‘coalición de la esperanza’ de la que hacen parte campeones de la política menor como Juan Fernando Cristo y Humberto de La Calle.
La aspirante por el partido ‘Verde Oxígeno’ en pleno debate organizado por la revista Semana y el periódico El Tiempo le enrostró al exministro de Salud Alejandro Gaviria sus maniobras oscuras al hacer alianzas non sanctas con sectores políticos extremadamente cuestionables como los que representan el senador Germán Varón Cotrino -sujeto al que en su momento el presidente Uribe llamó ‘manzanillo perfumado’- y el santandereano Miguel Pinto.
Varón Cotrino estuvo mencionado en el escándalo del ‘Cartel de la Toga’. Un lugarteniente suyo, Gerardo Torres alias es Yayo jugó un papel de primera línea es ese entramado sirviendo como enlace con el condenado exfiscal Luis Gustavo Moreno -también cercano a Varón- y el prófugo expresidente de la Corte Suprema de Justicia Leonidas Bustos.
Hasta el momento, el senador de Cambio Radical nunca ha sido llamado por la justicia para aclarar los hechos en los que su nombre aparece involucrado.
Pinto, por su parte, es un operador político con todos los vicios y las mañas de la política tradicional.
Harta razón le asistió a la candidata Betancourt al imponer el ultimátum en el sentido de que Gaviria debía rechazar los apoyos de estructuras corruptas como condición para su permanencia en la llamada coalición de la esperanza, cuyos integrantes se presentan ante el país como los depuradores de la política.
De entrada, es difícil creer en ese postulado cuando uno de los vértices de dicha coalición es el señor Juan Fernando Cristo, conocido de autos por las artimañas y movidas oscuras que protagonizó cuando fungió como ministro de Interior del gobierno corrupto de Juan Manuel Santos. Quien torció a buena parte del Congreso en aras de lograr los apoyos suficientes para sacar adelante el paquete legislativo que se desprendió del acuerdo ilegítimo con las Farc, fue el ministro Cristo.
Sus primeros pasos en la política se dieron durante el narcogobierno de Ernesto Samper Pizano donde se desempeñó como consejero para las comunicaciones. Fue ampliamente mencionado por Santiago Medina como parte activa de la operación criminal que desembocó en el ingreso de miles de millones de pesos provenientes del ‘Cartel de Cali’, dinero con el que el liberalismo compró la elección de Samper en 1994.
Esa es la lumbrera que hoy dirige la tal coalición de la esperanza de la que también hace parte Juan Manuel Galán quien ha sido públicamente denunciado por su exesposa y madre de sus hijos Carmenza Lian Barrera por maltrato intrafamiliar y abusos de poder por parte de Galán para arrebatarle la custodia de hijos a la señora Lian, un escándalo que habla muy mal del talante de quien ahora lidera el partido Nuevo Liberalismo.
Pareciera que los integrantes de esa coalición tienen como denominador común el estar involucrados en maltratos a las mujeres, pues hace pocos días la expareja de Sergio Fajardo, la psiquiatra Lucrecia Ramírez ventiló en redes sociales hechos bastante delicados del comportamiento del aspirante presidencial.
Sobre las denuncias de la médica Ramírez le recomendamos leer Fajardo en problemas.
La de la esperanza es una coalición de papel integrada por personas sin talento que llevan décadas en la política y que engañosa y tramposamente se presentan como “renovadores”. Abunda la vanidad y escasea el intelecto. Lo cierto es que la movida de Íngrid Betancourt debe ser merecedora del todo el reconocimiento porque puso al desnudo la podredumbre y el doble discurso que se maneja en el sector que ella inteligentemente abandonó.
Publicado: febrero 1 de 2022
4.5
5