Algo muy raro está pasando al interior del Ejército. La guerra por el poder al interior de esa fuerza, es cada vez más intestina. El tono de los ataques entre unos y otros, genera mucha preocupación y el gobierno, consciente de lo que está pasando, no está haciendo lo que le corresponde para liquidar, de una vez por todas, la crisis que amenaza con dinamitar la unidad de cuerpo del Ejército de Colombia.
Lo cierto es que el antiguo comandante de las Fuerzas Militares, general Alberto Mejía es el cerebro de la nefanda situación que ahora se está viviendo en el interior del Ejército. Un general le confirmó a LOS IRREVERENTESque “Mejía es el que está promoviendo la cacería contra el general Nicacio Martínez. Logró atornillar en cargos clave a oficiales de su entera confianza, todos de la cuerda de [Juan Manuel] Santos. Hoy, en el Ejército se vive una pugna por el poder, parecida a la que se experimentó hace más de 15 años en la policía, cuando en un lado estaban los aliados de Rosso José Serrano y en el otro, los seguidores del general Teodoro Campo”.
Este portal pudo establecer que un grupo de oficiales afectos al general Mejía son los encargados de hacer filtraciones a los medios de comunicación. Entre ellos se encuentran los generales Juan Vicente Trujillo, Eduardo Enrique Zapateiro, Jaime Carvajal y Jorge Arturo Salgado.
Llama la atención, así mismo, que esos oficiales -que no han sido retirados del servicio por parte del gobierno de Iván Duque- se estén concentrando en tapar todos los actos de corrupción protagonizados por el general Mejía mientras fungió como comandante de las Fuerzas Militares.
Hay que recordar que en el mismo instante en que Santos anunció la designación del general Mejía como comandante general de las Fuerzas Militares, 8 generales del Ejército pidieron su baja. El mensaje era evidente: no querían trabajar bajo el mando de un oficial corrupto y cuestionado.
Desde hace más de dos años, la fiscalía general de la nación recibió una pormenorizada denuncia sobre posibles sobornos que habría recibido el general Mejía cuando fungió como comandante de la división de aviación del Ejército nacional.
Hay pruebas suficientes que demuestran la cercanía entre Mejía y Óscar Billy López Bolaños, empresario que tiene la representación en Colombia de distintas compañías extranjeras que proveen equipos y repuestos para aeronaves militares.
En la fiscalía reposan algunas evidencias que apuntarían a que López Bolaños le habría pagado millonarios sobornos al general Mejía.
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Es evidente que el nombre del general Nicacio Martínez cae como un baldado de agua fría en los oficiales que hacen parte de la facción que, desde el retiro, sigue comandando el general Mejía, recientemente designado como embajador de Colombia en Australia.
Dicho nombramiento, que es normal, pues los excomandantes de las FF.MM habitualmente terminan en alguna embajada, ha causado mucha molestia tanto en generales activos del Ejército como en dirigentes políticos del uribismo.
Este portal habló con un importante dirigente del Centro Democrático que ha sido uno de los pocos defensores a ultranza del gobierno Duque pero que no ocultó su desconcierto con la designación de Mejía: “Es un premio inmerecido a un individuo que se prestó para el complot que se urdió en contra del Centro Democrático durante el gobierno de Juan Manuel Santos. No entiendo por qué el presidente Duque nos manda semejante carga de profundidad con ese nombramiento”.
En la Casa de Nariño defienden la designación no como un homenaje personal sino como un mensaje de respeto a la figura del comandante saliente de las Fuerzas Militares.
Lo cierto es que la guerra al interior del Ejército está encendida. Y no se trata de una guerra convencional, sino de una tramoya sucia, mezquina, tramposa, en la que unos generales que deberían observar obediencia total a las decisiones del presidente de la República Iván Duque Márquez, en realidad continúan ejerciendo subordinación al expresidente Santos y al corrupto exgeneral y ahora embajador, Alberto Mejía, alias “el mono”.
Publicado: junio 9 de 2019
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