A través de una jugada poco diáfana, los abogados de Silvia Gette y María Paulina Ceballos, lograron que el proceso contra ellas en la fiscalía general de la nación por el homicidio del ganadero Fernando Cepeda, fuera precluído irregularmente.
Como en su momento denunciaron LOS IRREVERENTES (Puede leer “Crónica de una preclusión amañada”), la estrategia de la señora Silvia Gette consistió en vincular a la investigación a la viuda del ganadero –María Paulina Ceballos-, convirtiéndola en sospechosa del asesinato.
Así las cosas, el crimen parecía de novela policiaca: la madrastra concertada con su hijastra para matar al esposo de la segunda.
Con las dos mujeres enredadas en la investigación, fue fácil convencer a la fiscalía de que ninguna, en realidad, había ordenado el crimen.
Abundan las evidencias de que Silvia Gette, efectivamente, mandó a matar al marido de su hijastra. Son muchos los testimonios y las pruebas materiales que no dejan espacio para las dudas.
Pero con la viuda jugando de su lado, la excabaretera argentina Gette casi logra quedar impune.
En efecto, el pasado 7 de abril la fiscal 10 de la unidad de derechos humanos, considerando que no existían méritos para llevar a juicio a las investigadas, ordenó precluir la investigación que cursaba contra las dos investigadas.
Lo que llamó poderosamente la atención de los conocedores del caso, fue la actitud de María Paulina Ceballos y de su hija, quienes decidieron pasar de largo frente a la preclusión de la investigación contra Gette. Hace 4 años, ellas estremecieron a Colombia entera acusando a Silvia Gette Ponce de haber ordenado el asesinato de Fernando Cepeda.
¿Por qué la señora Ceballos y su hija María Fernanda no apelaron? Lo natural en alguien que se considera víctima de una persona es que apele las decisiones judiciales que la benefician, máxime cuando existe evidencia suficiente de la responsabilidad de la sindicada.
En julio de 2013, cuando la investigación apenas comenzaba, la señora Ceballos declaró ante los medios de comunicación que “a mí lo que me interesa es que se esclarezca el asesinato de mi esposo”, a la vez que insinuaba que su padre, el fundador de la universidad autónoma del Atlántico, el jurista Mario Ceballos había sido envenado: “El 22 de agosto de 2003 me matan a Fernando y el 25 de octubre de ese mismo año muere mi papá de una muerte muy extraña que me hizo recordar a aquel emperador romano, Augusto Cesar, envenenado por su esposa…”.
La intención era obvia: que la preclusión, al decir popular, pasara de agache, quedara en firme y con ella se consolidara la impunidad.
LOS IRREVERENTES pudieron confirmar que se están investigando posibles transacciones o negociaciones entre Gette y Ceballos, pues existen, según una persona cercana al caso, “serios indicios de que en la fase final de la investigación, las procesadas pudieron pactar algún tipo de acuerdo que perjudica, como es natural, a la administración de justicia”.
La procuraduría general de la nación, al enterarse de las preclusiones, de forma inmediata elevó un recurso de nulidad frente a las notificaciones que de las mismas se les hizo a las investigadas.
Se trata de un tecnicismo, pero gracias a ello, el homicidio de Fernando Cepeda no ha quedado impune.
Los abogados de Gette y Ceballos apelaron el recurso de nulidad de la procuraduría, pero el pasado 10 de mayo la fiscalía selló el asunto al resolver que, efectivamente las investigadas no fueron notificadas de la forma como ordena la ley.
Así las cosas, la procuraduría, en representación de la sociedad, ha anunciado que apelará las preclusiones despachadas a favor de Silvia Gette y María Paulina Ceballos.
Aunque parecía imposible, el plan criminal que trazaron las dos investigadas para evitar que se hiciera justicia, fue descubierto. Ahora, le corresponderá a la justicia desenmarañar el complot urdido entre la victimaria –Gette- y la viuda –Ceballos, para desviar el curso de la investigación. Así mismo, se abrirá un nuevo capítulo en este caso, relacionado con el presunto pago de dineros y transferencia de bienes inmuebles entre las dos investigadas que hace pocos años estaban enfrentadas y, en un abrir y cerrar de ojos, terminaron amangualadas.
Dado que se ha probado que Silvia Gette, desde el palacete que tiene por cárcel ha seguido delinquiendo, ¿por qué la fiscalía o la procuraduría general de la nación no ha solicitado que se revoque la detención domiciliaria de la bailarina exótica para efectos de que sea conducida a un centro penitenciario?
Publicado: mayo 15 de 2017