El rector del Externado, Juan Carlos Henao, generosamente favorecido por Santos, es uno de los más poderosos del gobierno nacional.
En los mentideros políticos bogotanos, dicen que el exmagistrado y hoy rector del Externado de Colombia, Juan Carlos Henao parece una rama de cilantro por aquello de que está metido en todos los sancochos.
Y no les falta razón a quienes así lo creen. Henao, con ese tono desabrochado y a veces ordinario, se ha convertido en el arquitecto encargado de ponerle una bella fachada jurídica a todos los esperpentos del gobierno Santos.
Valga recordar que entre él y otros dos asesores jurídicos de las Farc –Álvaro Leyva y Enrique Santiago-, se inventaron la denominada justicia especial de paz. Según trascendió, los padres de la exótica criatura diseñada para garantizar impunidad a las Farc y perseguir inclementemente a quienes se opusieron desde la democracia al desafío terrorista, se encerraron durante 22 horas en el apartamento de Henao y en ese tiempo fijaron los pilares del peligroso sistema que mucho se parece a los tribunales de la inquisición medievales.
Como cualquier dirigente político, Henao ha logrado ubicar a cuotas y recomendados suyos en cargos definitivos. Está el caso del exmagistrado del cuestionado consejo superior de la judicatura, Néstor Raúl Correa quien fue nombrado, por sugerencia de Juan Carlos Henao, como secretario ejecutivo de la jurisdicción especial de paz.
Aquel es un cargo de singularísima importancia, pues por sus manos pasarán todas las solicitudes de amnistía y las postulaciones ante la JEP.
Correa será la persona que coordinará el día a día del aparato judicial que se creó para que las Farc laven sus culpas y, de paso, desaten venganza contra sus enemigos.
¿Hasta dónde, Néstor Raúl Correa será imparcial y no dejará que su mentor Henao intervenga en el día a día de sus funciones?
Es absolutamente impresentable que Henao, como inventor de la JEP, además sea, por interpuesta persona, quien administre el sistema.
Como si fuera poco, el rector del Externado de Colombia desde hace algunos años tenía los ojos puestos sobre la Registraduría Nacional del Estado Civil. Desde sus cuarteles académicos, movió los hilos para sacar del camino a Jorge Pretelt quien, como presidente de la Corte Constitucional, tendría el derecho de intervenir en el proceso de elección de la persona en cuyos hombros recae la responsabilidad de organizar los certámenes electorales en el país.
Está claro que Pretelt no iba a apoyar a Juan Carlos Galindo, uno de los validos de Henao. Aquello, de alguna manera explica, la rapidez y mediatización con las que se destapó y puso en marcha el así llamado “escándalo” de Fidupetrol.
Con Pretelt por fuera, quedó despejada la elección de Galindo en la Registraduría. Henao, entonces, tiene injerencia en la JEP y en la entidad encargada de la organización electoral.
Intentó consolidar su poder, impulsando la fallida aspiración del cuestionado Jorge Fernando Perdomo, quien fue nominado por la corte suprema de justicia en la terna de la que el senado de la República seleccionó al procurador general de la nación.
Su apetito burocrático y su sed de figuración son insaciables. Hace pocos días fue designado por Santos en la comisión de estudio del gasto público, integrada por un grupo de supuestos expertos cuyo mandato es el de revisar la política de subsidios y de asistencia pública.
Se creería que dicha comisión debería estar integrada, exclusivamente, por economistas y especialistas en gasto público. Henao, cuya experiencia se circunscribe al derecho administrativo y al derecho público, no tiene mayor conocimiento de asuntos económicos. No obstante, Santos lo incluyó en el grupo de personas que deberán hacer las recomendaciones necesarias para la optimización y mejoramiento del gasto público.
Nadie sabe qué es lo que exactamente le debe Santos a Juan Carlos Henao, pero vista la cantidad de prebendas que le han sido asignadas por el gobierno, no queda duda de que la cuenta es demasiado grande.
Publicado: marzo 14 de 2017