Se califica al uribismo y a quienes tienen reparos sobre el proceso de paz de La Habana como “los amigos de la guerra”. En múltiples ocasiones, el presidente Juan Manuel Santos se ha referido en fuertes términos sobre las personas que se oponen a las condiciones sobre las que se está con la guerrilla de las Farc.
En las Naciones Unidas, con ocasión de la asamblea número 69, el doctor Santos mencionó la importancia de relegar a los “amigos de la guerra”, en clara referencia a la oposición democrática que encarna el Centro Democrático.
El senador Roy Barreras, otrora uribista, otrora vargasllerista y hoy furioso santista, no ha ahorrado esfuerzos a la hora de fustigar a los seguidores del ex presidente Álvaro Uribe. En plena campaña presidencial de 2014 llegó al extremo de sugerirle a la fiscalía general de la nación que era necesario “investigar y capturar a los enemigos de la paz”.
Las Farc, desde Cuba, en su momento se sumaron a los ataques desatados por el presidente Santos contra el uribismo. A través de alias “Pacho Chino”, declararon “los miembros del Centro Democrático son los únicos enemigos de la paz en Colombia”.
El 2 de abril de este año, se llevó cabo en diferentes ciudades de Colombia una marcha a la que concurrieron diferentes sectores de la vida nacional que se manifestaron contra la manera como se está llevando el proceso. La protesta se llevo de forma pacífica y muestra de ello es el estado como quedó, por ejemplo, la Plaza de Bolívar de Bogotá una vez culminó la marcha ciudadana.
Manifestación del 1 de mayo
Como todos los primeros de mayo, las centrales obreras y sectores de la izquierda convocaron a una marcha para conmemorar el día internacional del trabajo.
La protesta se desarrolló de manera violenta. En Bogotá fueron ostensibles los actos vandálicos, al extremo de que uno de los manifestantes atacó a bala a un miembro de la policía nacional. El secretario de seguridad del distrito, Daniel Mejía, a través de su cuenta de twitter aseguró que lo sucedido en Bogotá no es una protesta sino una tentativa de homicidio y aseguró que se establecería una recompensa económica para dar con el responsable del ataque contra el integrante de la Fuerza Pública.
La reacción del funcionario contrasta con la del director de la policía nacional, general Jorge Nieto quien de manera confusa dio parte de normalidad. ¿el jefe de la policía no fue enterado de las acciones barbáricas que se cometieron en la capital colombiana por parte de los trabajadores que marcharon el 1 de mayo?
Lo que llama la atención de la ciudadanía es que las centrales obreras, todas, se definan a si mismas como “defensoras de la paz” y que al mismo tiempo sus organizadores hayan permitido los desmanes violentos en la protesta del día de los trabajadores.
La paz empieza con el ejemplo de los sectores que están en la legalidad. No es comprensible que el discurso de unos sectores sociales sea el de la reconciliación y que sus actuaciones públicas aterroricen a la comunidad. Así mismo, causa indignación el silencio de la nueva ministra de trabajo Clara López Obregón quien hasta el momento de la publicación de esta nota, no ha hecho una sola declaración condenando los ataques que se registraron en Bogotá.
@IrreverentesCol
Publicado: mayo 8 de 2016