Análisis de Camilo Rubiano Becerra
Colombia, es uno de los países de América latina que sin lugar a dudas tiene inmensas ventajas competitivas frente a sus vecinos. Los distintos climas, unas tierras fértiles para una variedad de cultivos, la salida a los dos océanos y frontera con 5 países, le permiten al país construir un comercio activo y variado. Sin embargo, el país de las múltiples ventajas, no ha sabido explotarlo el gobierno Santos todo lo contrario, le ha costado ponerse al día con las exigencias del mercado internacional.
En el último informe Doing Business del Banco Mundial, Colombia se ubica en la posición 118 de 138 países, lo que quiere significa que hacer negocios en estas tierras resulta supremamente complicado.
La infraestructura, la debilidad en las instituciones y la falta de inversión en en educación, son factores determinantes para que una nación genere complicaciones que no le permitan ser productivos y competitivos.
Por ejemplo, Colombia en infraestructura ocupa el puesto 84 de los 138 países. Esto hace que el transporte terrestre sea un costo supremamente alto que debe soportar el productor nacional. Se calcula que llevar un contenedor desde Bogotá hacia el puerto de Cartagena, puede costar cerca de 2.335 dólares, mientras que traer un contenedor desde Miami hacia el mismo puerto de Cartagena, puede costar entre 1000 y 1.500 dólares, algo que convierte a Colombia en un país poco competitivo.
Igualmente, la debilidad institucional es un problema muy delicado. Este factor no permite que un país logre consolidar su producción y lo ubique en una posición competitiva. Esto se da porque al existir debilidad en las instituciones, problemas como la corrupción pululan y en estos días los colombianos han sido testigos de una variedad de escándalos.
Adicionalmente, otro de los problemas de una institución débil se ve en la justicia. La seguridad jurídica, genera confianza tanto para la inversión extranjera como para la nacional, un sistema que le garantice a los empresarios que sus contratos se van a cumplir y que en caso de cualquier inconveniente podrán contar con las herramientas para solucionarlo de manera ágil y sin mayor problemas, convertiría a Colombia en un excelente sitio para crear empresa.
Así mismo, la falta de inversión en educación, genera problemas a futuro, ya que no va haber un relevo generacional en las distintas actividades que se requiere. Una cifra preocupante en este sector, es que solo el 20% de los colegios de educación superior son instituciones acreditadas.
Es por esto que el gobierno debe enfocarse en aumentar su productividad. Colombia que es un país con vocación agropecuaria, puede proyectarse y convertirse en una de las principales dispensas de alimentos para el mundo. Pero lamentablemente en esto, el gobierno también se raja. La inversión año a año ha disminuido; el presupuesto para proyectos agrícolas en 2017 fue reducido en un 33.6%.
La política del presidente Santos ha sido la de dar subsidios, con el único objetivo de apagar incendios causados por la crisis del sector y ese no es el camino. La ruta correcta para darle herramientas al campo y situarlo en una posición que le permita ser competitivo y aumentar su productividad, debería ser con el suministro intenso de bienes públicos. Ejemplo, la inversión en seguridad no puede disminuir. Un campo inseguro será un campo sin desarrollo y eso lo hemos visto en en este gobierno en el que las bandas criminales han incrementado su presencia en el territorio nacional. Así mismo, los grupos guerrilleros han aumentado a casi 200.000 hectáreas los cultivos de coca. Estos son aspectos preocupantes que generan incertidumbre en los inversionistas que ven el campo colombiano como una opción para hacer negocios.
Como conclusión, el país debe pensar en darle una oportunidad a la productividad y con esto apostarle a una Colombia económicamente dinámica y socialmente equitativa.
Publicado: enero 30 de 2017