No se necesita ser un fanático de los toros para repudiar de manera vehemente actos vandálicos acaecidos en Bogotá.
No voy a toros, pero sin duda alguna lo sucedido el domingo 22 de enero fue realmente indignante. Algunos bárbaros identificados como “animalistas” no tuvieron problema en insultar y agredir físicamente a aficionados que se dirigían a la Plaza de Toros La Santamaría. Igualmente, hirieron a policías y destruyeron un amplio sector de los alrededores de La Macarena.
¿Por qué razón los que dicen defender la vida no tienen problema en agredir físicamente a algunas personas que no piensan como ellos? Bienvenido el derecho a la protesta, pero de manera pacifica y siguiendo algunos lineamientos.
Por otro lado, resulta lamentable que aquellos que promovieron la marcha no tengan los pantalones para asumir responsabilidades y se escuden bajo el argumento ridículo que “los infiltraron”. En Colombia se tiene la costumbre de encabezar este tipo de movilizaciones, pero nunca de asumir responsabilidades. ¿Hasta cuándo?
Otro punto a tener en cuenta fue el papel de los polítiqueros Gustavo Petro y Hollman Morris. ¿Qué buscaban estos señores encabezando tales movilizaciones? ¿Al señor Gustavo Petro se le habrá olvidado que en el año 2004, siendo representante a la Cámara aprobó con su votó ley 916 de 2004 que reglamentó corrida de toros en el país?
En conclusión, usted puede tener la opinión que quiera sobre los amantes de los toros, pero no eso no justifica de ninguna manera que tenga vía libre para escupir y empujar a señores de la tercera edad. Muchos aprovecharon la apertura de la Santamaría para realizar actos políticos y oportunistas como lo referente a las firmas para la revocatoría de Peñalosa.
No nos dejemos robar nuestra ciudad por este tipo de gente adicta al vandalismo y al desorden ¡NO MÁS!
Publicado: enero 26 de 2017