Resulta lamentable que algunos líderes del CD se dediquen a liquidar al partido que con tanto esfuerzo se ha construido.
El Centro Democrático irrumpió en la escena democrática colombiana como un partido con vocación de permanencia. Su creación no se produjo para responder a una situación puntual de coyuntura sino para darle trámite a las ideas de un amplísimo sector de la opinión pública que cree en los postulados del presidente Uribe.
Con ese propósito, a partir de 2012 se trazaron los lineamientos de lo que empezó siendo un grupo significativo de ciudadanos a través del cual se inscribieron las listas para el Senado de la República y la Cámara de Representantes en las elecciones de 2014.
El resultado fue colosal: 20 senadores y 19 representantes encarnaron la cuota inicial electoral que luego se traduciría en la victoria del CD en la primera vuelta presidencial de ese año.
El presidente Uribe tiene un electorado firme y leal. A lo largo de los últimos 16 años su voz es la de millones de ciudadanos que sueñan con una Colombia en paz, pero con justicia. Una Colombia en la que el Estado esté al servicio de los ciudadanos honestos y no de los criminales que han concentrado su existencia en aterrorizar a sus congéneres.
Después de su paso por la presidencia de la República, Uribe bien habría podido pasar al merecido descanso, dedicándose a sus asuntos particulares y a atender agenda internacional. Pero su sentido de responsabilidad con el país lo obligó a seguir activo en el quehacer político. El no tenia necesidad de lanzarse al senado, pero lo hizo pensando en Colombia y en sus copartidarios. Sin que nadie se llame a engaños: de los 39 congresistas que hoy ocupan una curul en representación del Centro Democrático, son contados con los dedos de la mano –y sobrarían dedos- aquellos que tienen fortaleza electoral para llegar sin el apoyo de Uribe al Congreso.
El mismo presidente Uribe repite con frecuencia que él es una suerte de gregario que, como si se tratara de un equipo de ciclismo, ayuda a sus compañeros a ganar la competencia.
Hacer un partido sólido no es una tarea menor. Implica un esfuerzo inmenso y son más las frustraciones que las satisfacciones. Las dificultades que ha tenido que sortear el Centro Democrático son muchas. Surgió para hacerle frente a uno de los gobiernos más corruptos de la historia. Para hacerle oposición a un presidente que tiene como norma de comportamiento la persecución inclemente a quienes se le oponen. Es muy diciente que en este momento dos ministros de Uribe estén tras las rejas, el secretario general de la presidencia y la directora del DAS condenados, el exalto comisionado para la paz asilado y otro exalto funcionario huyendo de la justicia y a pocos días de ser extraditado a Colombia desde los Estados Unidos para servir una condena de 18 años.
Ha generado desconcierto en la militancia uribista lo que ha ocurrido en los últimos días. Cuando el partido debería estar concentrado en el propósito fundamental de ampliar el número de seguidores y simpatizantes para ganar las elecciones de 2018, la noticia es que uno de los precandidatos está urdiendo acciones de desprestigio contra su principal rival. (Sobre este caso, puede leer El Tejemaneje del 4 de enero)
Ese bochornoso espectáculo es una absoluta falta de respeto con los millones de colombianos que confían en el Centro Democrático y que aun permanecen en él esperando que su partido esté a la altura de la circunstancia histórica por la que atraviesa Colombia. Son ciudadanos que esperan que sus dirigentes dediquen sus esfuerzos a la búsqueda de soluciones a la crisis nacional y no estén concentrados en mezquindades ni en conspiraciones del estilo de las que se hacen en las chicherías de mala muerte y que le deslucen al principal partido de oposición de Colombia.
De seguir por ese camino, el futuro del CD no será en absoluto halagüeño. El estilo politiquero y cochino de algunos de sus integrantes le hacen un daño irreparable a la obra que con tanto esfuerzo han erigido el presidente Uribe y sus verdaderos aliados para hacer de la doctrina uribista una alternativa política en Colombia. O se ponen serios o el Centro Democrático dejará de existir.
@IrreverentesCol
Publicado: Enero 6 de 2016