Comienza con mucho fervor la discusión sobre si las listas de un partido para elegir corporaciones públicas como Congreso, Asambleas y Concejos deben ser cerradas o abiertas.
No es un tema fácil de decidir por las condiciones y cultura política que tiene Colombia, lo que no se puede esconder y hace más difícil tomar una decisión al respecto.
El político tradicional Colombiano viene acostumbrado a la lista abierta con voto preferente. Le permite hacer política para él y solo para él como político y como aspirante. Puede así además negociar votos, ya sea comprándolos o prometiendo contratos y puestos. Además le facilita usar montones de dinero como le de la gana, sin ningún tipo de control directo.
Este tipo de elección abierta, aleja a elegidos y votantes de una ideología de partido y los acerca de manera perversa al interés particular, donde las necesidades del país y de los colombianos dejan de ser una prioridad.
Conozco muchas personas que prefieren una lista cerrada, pero ven imposible hacer parte de esa lista por todas las componendas que se dan en la elaboración de las mismas. No confían en que se construya transparentemente y sacan a relucir uno a uno los motivos por los que están quiene integran la lista y como lograron llegar allí.
Quienes son cercanos a los que elaboran la lista tienen posibilidades, los que no son cercanos por temas personales o políticos no llegan ni que le prendan una termoeléctrica a la Virgen. Así de sencillo.
Muy triste además que cada vez se ven menos elegido por voto de opinión, porque la lista abierta y las malas prácticas para ser elegidos en ella no lo permiten.
Las listas cerradas, son en cambio, si se hacen con neutralidad y pensando en lo que conviene al país más que en las personas, una manera segura de contribuir para salvar al congreso del desprestigio en que se encuentra y por ende a los colombianos, quienes se verían beneficiados por un grupo de personas preparadas, correctas, cuyo único propósito sea servir a Colombia y a las tesis de su partido.
Los partidos podrían hacer una combinación de personas estudiosas, muy preparadas en distintos temas, más técnicas que políticas, con otras que conocieran la problemática y la vivieran día a día por su contacto permanente con las comunidades, más políticos que técnicos. Un partido en que solo estén los unos o los otros tampoco llega a ninguna parte.
La obligación de respetar las tesis del partido, de trabajar unidos como bancada hacen que los compromisos y las responsabilidades cambien, dejando de ser politiqueras por soluciones para las necesidades del país.
Los votantes además votan por las ideas, por las propuestas, por la alternativa que crean es mejor para Colombia y no por la persona que le va a conseguir el puesto o el contrato. Sería un cambio extremo en nuestra manera de hacer política.
Creo que el Centro Democrático debe seguir con listas cerradas, que por ejemplo, el expresidente Álvaro Uribe Vélez y los tres precandidatos Iván Duque, Óscar Iván Zuluaga y Carlos Holmes Trujillo, y los nuevos precandidatos que aparezcan, que representan todas las tendencias del partido, sean los encargados de elaborar las listas cerradas basados en unas consideraciones discutidas con la dirección nacional y las direcciones regionales.
Para el caso de las listas a Asambleas y Concejos deben las mismas personas construirlas con presencia de los representantes de los departamentos y municipios.
Que quienes vean las listas, aunque no hayan sido incluidos queden satisfechos, porque los argumentos para que estén allí los que están, no admiten discusión.
Es mi sueño, mío, quisiera saber qué opinan ustedes mis queridos lectores.
P.D. El compromiso del Centro Democrático también debe ser con los jóvenes quienes representan cómo va a ser el país en unos años, y eso depende en mucho de lo que hagamos los mayores. ¡Ojo! es nuestra responsabilidad abrir espacios a jóvenes, no a unos pocos, a muchos.
Sueño con que mi nieta viva en un país libre de politiquería, corrupción y enfocado en el bienestar de sus gentes.
Publicado: enero 25 de 2017