Esta primera semana del año quiero comenzarla retomando los seis deseos que quedaron pendientes en la columna pasada. A manera de recordatorio: la semana anterior hice alusión a la tradición de comer doce uvas y pedir doce deseos, para el año que comienza. En efecto, los siguientes son los otros seis deseos, que espero que se conviertan en realidad para nuestro país, y por los que trabajaré desde el Congreso de la República.
- Una nueva ley de fronteras. En nuestro país existe una correlación entre ser un municipio de frontera y tener índices reprochables de desarrollo (en comparación con el resto de los municipios). Y si bien es cierto que uno pensaría que la condición de estos municipios fronterizos representa una ventaja estratégica frente al resto, la realidad es otra. Por eso, desde mediados del año pasado, vengo trabajando con algunos colegas de la Comisión Segunda en una Ley de Fronteras, ya que Colombia la necesita con urgencia.
- Deseo que Colombia se una alrededor de una causa: los niños. De esta manera podríamos darle prioridad a las problemáticas de ellos y, también, podríamos hacer un trabajo más organizado y cohesionado, desde diferentes ángulos. Estoy absolutamente convencida de que el bienestar de los niños no da espera y las acciones son urgentes. Necesitamos construir más y pelearnos menos. Necesitamos encontrar causas comunes y avanzar a las metas.
- Deseo que nuestras Fuerzas Militares, que hoy son para nosotros motivo de orgullo, sean protagonista en este 2017. Si bien nos protegen y cuidan a todos los Colombianos, estas también hacen patria en muchos rincones de nuestro territorio nacional. En efecto son pioneras en llevar a estas zonas alejadas del país, importantes trabajos de ingeniería, así como labores sociales, médicas, culturales y recreativas.
- Espero que el metro de Bogotá deje de ser una promesa reiteradamente incumplida. Yo sigo teniendo fe en la administración del alcalde Peñalosa y creo, a diferencia de muchos impacientes, que su administración lo ha hecho bien durante este primer año. Claro, los resultados están aún por verse. Lo cierto es que Bogotá necesitar dar un paso al frente, ya que su atraso respecto a otras capitales es cada vez más notorio. Un ejemplo de esto es su pobre infraestructura y la ausencia casi absoluta de cultura ciudadana y sentido de pertenencia. Bogotá es de todos y nuestro país necesita un óptimo funcionamiento de su capital.
- Deseo que la desmovilización de las Farc no implique para Colombia el recrudecimiento de la violencia al interior de las ciudades. En otros procesos de paz se ha visto este grave fenómeno, razón por la cual espero que, en materia de reintegración, el gobierno cumpla con su paz “estable y duradera”.
- Deseo que Colombia avance significativamente en su lucha contra la corrupción. Estoy convencida de que la corrupción es una plaga en nuestro país. Además, es un lastre demasiado pesado para permitir el desarrollo. Ya es hora de darle un vuelco a esta práctica para poder avanzar. Unos poco no pueden “ganar” a costa de la pérdida de la mayoría del país. No podemos seguir con la desigualdad y las injusticias. Espero, de corazón, que el Fiscal General de la Nación le dé prioridad a esta enfermedad que padece nuestra patria.
@Tatacabello
Publicado: 6 de enero de 2017