Después de la noticia en donde se da a conocer que Colombia ocupa el tercer puesto a nivel mundial con el mejor sistema de Salud según la revista International Living y para la OMS se encuentra en el puesto número 22 dentro de 191 países, por encima de Estados Unidos y Canadá, los colombianos quedamos sorprendidos. Y no es para menos, la Ley 100, con sus principios de eficiencia, universalidad, solidaridad, integralidad, unidad y participación, es uno de los más sólidos mecanismos para atender la demanda de servicios de salud del país y del mundo.
Pero más sorprendidos quedamos al saber que tal maravilla no es como se muestra. El tema de la salud es muy sensible, pues todos hacemos interpretaciones basados en experiencias propias e información periodística, que en la mayoría de los casos no corresponde a la realidad de los hechos.
La salud debe conceptualizarse como el resultado de muchas acciones de diversos sectores, empezando por el cubrimiento de las necesidades básicas, las políticas socioeconómicas y de educación en las diferentes regiones del país. Es un error ver la salud de manera aislada, pues afecta todo lo relacionado con el mercado laboral, la competitividad, los cambios demográficos y por supuesto, la economía.
La crisis financiera del sector salud que aborda el ministro Alejandro Gaviria, se ha demarcado como el problema principal. A pesar de ello ha logrado mejorar cifras, sobretodo en cobertura que llega al 97% de la población, además de mejorar la atención materno infantil, disminución de la tasa de cáncer cervicouterino, entre otras. Sin embargo, sabiendo que el problema es financiero, no puede concebirse el sistema de Salud en términos de rentabilidad, pero si debe ser sostenible en el tiempo, puesto que los recursos son finitos.
Es un punto clave para que la sostenibilidad financiera del Sistema General de Seguridad Social en Salud se mantenga, el suprimir servicios de salud que no sean de vital necesidad del POS y que puedan ser pagados por los usuarios, además de tener un uso razonable en todos los servicios que se prestan, pues ya son conocidos los abusos que hacen los diferentes actores del sistema (administradores, médicos, pacientes, etc.)
De no tomarse medidas adecuadas como limitar los procedimientos no vitales y que sean pagados por los usuarios, formalizar el empleo para tener más personas en el régimen contributivo y fijar y aumentar impuestos (sobre el alcohol, tabaco, bebidas azucaradas, etc), por más dineros que se destinen para la prestación de servicios de salud, no habrá forma de garantizar la sostenibilidad del sistema. Además es necesario redireccionar la inversión no solo en para asegurar la asistencia y las prestaciones, sino también para ampliar la red hospitalaria, definir metas para que la mayoría de instituciones, hospitales y clínicas, tengan un Sistema de Garantía de la Calidad en Salud que pueda prestar un servicio oportuno y humanizado, que permita tener el control de los recursos financieros, disminuir errores en la atención médica, asegurar un control adecuado de los medicamentos y los dispositivos médicos, entre otros.
Pese a los grandes problemas que atraviesa el sector salud, la Ley 100 es y seguirá siendo una de las mejores estrategias para manejarlo.
Publicado: enero 30 de 2017