Si algo ha caracterizado al expresidente Uribe a lo largo de su carrera política es la honestidad y transparencia con que ha desempeñado los cargos que la nación le ha encomendado. Desde su primer empleo como jefe de bienes de las empresas públicas de Medellín hasta cuando ocupó la presidencia de la República Uribe le imprimió su estilo austero al manejo del presupuesto público.
Durante los 8 años que ejerció la primera magistratura procuró rodearse de personas honorables que tuvieran como premisa anteponer los intereses superiores de Colombia.
Andrés Uriel Gallego fue el gestor de una silenciosa pero profunda revolución en la infraestructura de Colombia. En 2002, cuando Uribe llegó al poder, en nuestro país no había mas de 150 kilómetros de carreteras con doble calzada. En pleno siglo XXI aún teníamos caminos de herradura.
Gallego, que fue un eficiente secretario de Obras durante la gobernación de Uribe Vélez entre 1995 y 1997, tenía los méritos suficientes para emprender el ambicioso plan que Uribe propuso en su campaña presidencial para hacer crecer la red de carreteras de Colombia y, hay que decirlo, lo logró.
Los enemigos del gobierno de la seguridad democrática descalifican la titánica labor de Andrés Uriel Gallego, desconociendo que Colombia en 8 años dejó de ser un país perfectamente atrasado en infraestructura vial.
Claramente, como en toda obra humana, se cometieron errores, pero nadie podrá dudar de la integridad moral de Gallego, un hombre probo que fue víctima de la mala fe de algunos de sus colaboradores.
El caso del recientemente capturado exviceministro Gabriel García obliga a demandar que caiga sobre él el máximo castigo penal que contemplen nuestras normas.
Estamos ante un escenario que nos indica que ese sujeto defraudó al Estado para el que trabajaba y al gobierno que depositó su confianza en él. Además de las entidades perjudicadas, el presidente Uribe y la memoria de Andrés Uriel Gallego son víctimas de Gabriel García quien ante la contundencia de las evidencias se vio obligado a aceptar los cargos por delitos que le fueron imputados.
Resulta desafortunado el editorial del diario capitalino El Espectador –periódico abiertamente entregado al gobierno de Santos- en el que abusivamente se intentó asignarle responsabilidad al gobierno de Uribe por haber designado a García como viceministro por no “asegurarse de nombrar a las mejores personas en los cargos…”.
La hoja de vida de la persona en cuestión aparentaba ser la de una persona profesionalmente inmejorable. Egresado de la facultad de economía de la mejor universidad de Colombia, con maestría en una gran universidad de los Estados Unidos, profesor universitario y reconocido por la Cámara de Comercio de Cartagena, además de ser recomendado por sus credenciales académicas por la también exviceministra Silvana Giaimo, ¿quién podía dudar de la integridad de García? Pretender culpar al expresidente Uribe de los delitos cometidos por el exfuncionario, como lo sugiere el editorialista de El Espectador, es estrambótico y denota, una vez más, la animadversión personal que el director de ese diario, Fidel Cano, tiene hacia el presidente Uribe.
Por el patrimonio de García
Corresponde, además, exigir que la fiscalía persiga todos los bienes que el corrupto exviceministro adquirió con el dinero que recibió de parte de Odebrecht. Nadie entendería que el patrimonio de ese sujeto quedara intacto. Además de castigarlo penalmente, hay que quitarle hasta el último peso que esté a su nombre y a nombre de los testaferros que haya utilizado para lavar ese dinero.
La fiscalía le informó al presidente Uribe que entre el material probatorio que tiene en su poder está el trazado de los 6.5 millones de dólares que la empresa brasilera le entregó a García. Si la fiscalía sabe eso, muy fácil será hacer las respectivas incautaciones para efectos de proceder a la extinción del dominio.
Si por algún motivo el exviceministro se valió del sistema financiero norteamericano para mimetizar ese dinero, aquello será suficiente para solicitar la cooperación judicial de los Estados Unidos y proceder a extraditarlo a ese país.
Personas como Gabriel García no merecen ningún tipo de consideración. Tuvo todo en la vida para ser una persona honesta y escogió el camino de la corrupción. Deberá entonces asumir íntegramente las consecuencias de su comportamiento inmoral.
@IrreverentesCol
Publicado: enero 16 de 2017