Lo más conveniente sería un acuerdo entre los precandidatos sobre dicho mecanismo y que el procedimiento sea democrático y abierto.
El inicio de la temporada política no se hizo esperar.
Después de transcurridas unas pocas horas del nuevo año se empezaron a ver movimientos por todos los lados.
Tanto se están agitando las aguas de la piscina, que ya se anunció el nombre de quien sucedería al señor vicepresidente, cuando éste se retire de su cargo para dedicarse de lleno a la campaña.
Como es natural, se verán, rápidamente, otras jugadas.
Una de las más importantes será la del Centro Democrático.
Nadie duda hoy de que el Uribismo está en una magnífica posición en la línea de partida.
Pero, lo fundamental no es partir en la punta si no llegar de primero.
A fin de conseguirlo, deben darse, entonces, los pasos apropiados.
Para empezar, es necesario convocar, a la mayor brevedad, la convención nacional.
El esfuerzo de organización, pedagogía y contacto con la gente que se requerirá no permite dilatar la toma de varias decisiones.
De un lado, es necesario escoger el nombre de quien sucederá a Óscar Iván Zuluaga en la dirección.
Sea quien sea esa persona, debe tener gran capacidad organizativa, conocimiento de la realidad regional del Partido y ofrecer garantías a los distintos precandidatos presidenciales.
Por otra parte, es necesario que la dirección nacional que se elija sea amplia, muy representativa y equilibrada desde el punto de vista de su presencia en ella de los distintos matices que integran Centro Democrático.
Adicionalmente, conviene elegir un comité asesor nacional en el que tengan cabida voceros de los más distintos sectores de la vida nacional.
Resulta, así mismo, necesario que esa convención dé el mandato de fundar un gran centro de estudios políticos y programáticos.
Esta determinación será esencial para conseguir el objetivo de que el partido tenga vocación de permanencia.
De igual manera, deberán tomarse decisiones muy claras en la organización regional con el fin de conseguir unidad y cohesión en los departamentos del país.
Finalmente, la convención a la que se hace referencia debe aprobar en ésta instancia las bases mínimas del programa que se pondrá en consideración de los colombianos.
El otro asunto que urge definir es el relacionado con el mecanismo para elegir el candidato presidencial.
Lo más conveniente sería un acuerdo entre los precandidatos sobre dicho mecanismo y que el procedimiento sea democrático y abierto.
En los casos de Estados Unidos y de Francia existen elementos de gran utilidad para diseñar nuestro propio sistema.
Teniendo en cuenta las características del proceso que ya se inició, no puede haber duda acerca de que lo básico es que el vocero de Centro Democrático esté revestido de una amplia legitimidad política.
Y eso solamente se consigue mediante un mecanismo amplio y democrático.
En esta materia sería un error permitir que haya demoras y dilaciones.
Cada día que pasa son 24 horas que se pierden, porque los militantes y simpatizantes reclaman claridad acerca de los pasos que se darán para definir el nombre del candidato.
Ningún procedimiento será mejor que aquel que permita que la gente conozca más a los aspirantes, los escuche, les pregunte, analice bien sus hojas de vida y decida.
Esa es la razón de ser de la democracia.
@CarlosHolmesTru
Publicado: enero 16 de 2017