Carlos Holmes Trujillo: Uribe y Pastrana

Carlos Holmes Trujillo: Uribe y Pastrana

Lo importante, de cara a las elecciones del 2018, no son las diferencias del pasado sino las coincidencias del presente.

Los dos expresidentes han trabajado a lo largo de su vida en procura de alcanzar la paz.

Uribe fue, siendo muy joven, miembro de las comisiones que integró Belisario Betancur.

Como gobernador de Antioquia propuso la celebración de diálogos regionales con el ELN, lanzó la idea de la presencia de los cascos azules de la ONU en Colombia, e invitó a Schafik Hándal, líder guerrillero en El Salvador y al profesor Roger Fisher, quien era, en aquellos años, el experto internacional en solución de conflictos más conocido y reputado.

En su condición de senador jugó un papel decisivo para evitar que se desconocieran los acuerdos con el M-19, y lideró lo que se conoció como el re indulto de los integrantes de ese grupo buscando ambientar la propuesta.

El trípode que sustenta la posición que ha defendido es: urgencia en el desarme, paciencia en las conversaciones y generosidad en la reinserción.

Todo lo anterior, desde luego, dentro del marco del ejercicio de la autoridad legítima del Estado contra el terrorismo.

Esas convicciones las convirtió en acciones concretas como presidente cuando anunció su disposición de dialogar con grupos armados ilegales con la condición del cese unilateral de acciones criminales, y la verificación de dicha cesación, mediante la concentración en distintas zonas para realizarla.

De hecho, conversó con quienes aceptaron esos inamovibles.

Más recientemente, Uribe ha insistido en sus planteamientos y, ahora, lo que propone es cambiar lo malo del acuerdo Santos-Timochenko, porque algunos puntos son dañinos para la nación.

A pesar de semejante consistencia, Santos lo señala, falazmente, como enemigo de la paz y amigo de la guerra.

Por su parte, Andrés Pastrana demostró, durante su mandato, la más decidida voluntad de llevar a buen puerto negociaciones con las Farc.

Actuó con tanta audacia, que, siendo presidente electo, se fue al monte a buscar a Tirofijo para hablarle de conversaciones de paz, corriendo todos los riesgos.

Tomó, con mucho carácter, medidas que generaron controversias intensas en su momento.

Demostró, hasta la saciedad, que lo acompañaba la determinación de cumplir a cabalidad con el mandato que recibió de los colombianos.

Pero, cuando llegó a la conclusión de que la organización terrorista engañaba al país utilizando la voluntad del gobierno con el fin de fortalecerse, no le tembló el pulso para levantar la mesa y ponerle fin a un esfuerzo gigantesco.

Trató, lo hizo con inmenso coraje, y, llegado el momento, actuó en cumplimiento de sus deberes constitucionales, decidido a defender la institucionalidad y hacerle honor a la convicción de que la paz no es sinónimo de claudicación.

En esos años Uribe y Pastrana tuvieron roces, diferencias y fricciones que se prolongaron durante largo tiempo.

Sin embargo, empezaron a coincidir en muchos aspectos, a raíz de la manera como el presidente Santos condujo la mesa de La Habana y del contenido del acuerdo que firmó con Timochenko.

Defendieron el NO en el plebiscito, al tiempo que levantan permanentemente sus voces para combatir la entrega de las instituciones colombianas a un interlocutor al que el gobierno actual le ha hecho concesiones a manos llenas.

Lo que importa ahora, de cara a las elecciones del 2018, en las que se tomarán decisiones de fondo para el futuro de la nación, no son las diferencias del pasado sino las coincidencias del presente, por cuanto ellas servirán para edificar las bases del porvenir de nuestra patria.

Bienvenido, entonces, el anuncio que hicieron los expresidentes Pastrana y Uribe, ya que así se avanza en la edificación de una gran coalición por Colombia.

@CarlosHolmesTru

Publicado: junio 26 de 2017