Alicia Arango: Una paz de mentiras y un premio Nobel de verdad

El afán de ganar el Nobel hizo que Juan Manuel Santos y su equipo de negociadores olvidaran a los niños.

El afán del premio Nobel hizo que Juan Manuel Santos y su equipo de negociadores olvidara nada menos y nada más el punto más importante de toda negociación, los niños.

Desde el primer día el expresidente Álvaro Uribe Vélez, ha venido insistiendo en algunas condiciones inamovibles en la negociación de paz con las Farc. El gobierno muy orondo, siempre decía, que la oposición ha sido escuchada, con insistencia la invitaba a opinar y hasta sentarse a negociar, pero jamás tuvo en cuenta ninguna de sus observaciones.  Siempre las miró como absurdas y salidas de tono, ante semejante regalo de paz que le iban a dar a Colombia.

Pues entre mentiras e incoherencias, salió adelante el famoso Acuerdo de Paz, violando además, como es sabido por todos, las normas de refrendación, tanto la popular, la del pueblo que vota, como con el fast track impuesto al congreso a punta de prebendas y mucha mermelada. Prefirieron perder la dignidad de congresistas que los puestos y los contratos.

Todo esto sucedió y el tema de los niños nunca apareció como punto de negociación, una excusa por aquí otra por allá, hasta llegar a decir que las Farc no tenían niños y entregaron 13.  Pensaron que Colombia iba a quedar satisfecha con esa respuesta, pero no, gran equivocación, la consciencia colectiva que existe sobre niños reclutados, abusados, obligados a abortar, con tareas de cocina, rancho y mensajería por esta guerrilla narco terrorista sigue presente en la mente se todos, a la espera de la devolución de miles de niños que siguen sometidos a las Farc.

Los colombianos no permitiremos que este delito de lesa humanidad, lo tapen y escondan como han hecho con los demás. Entendemos que las Farc y el gobierno se hagan los indiferentes con el tema, ya que este solo delito podría tumbar todo el Acuerdo. Es que no es aceptable bajo ningún motivo que la comunidad y organismos internacionales como Naciones Unidas y muchas ONG, además de la Corte Penal Internacional dejen pasar por alto semejante atrocidad, contemplada como delito de lesa humanidad en todas las normas internacionales y nacionales.

Seguiremos exigiendo que los devuelvan hasta que entreguen el último. Esto no se puede quedar así. No descansaremos hasta que estén toda en sus hogares o bajo protección del Instituto Colombiano de Bienestar General.

Los gobiernos también se conocen y se miden por su calidad humana, por sus sentimientos hacia los derechos de las personas, siendo los niños siempre lo más importante y lo primero. En nuestro caso y tal como me lo confirmó en una pregunta que le hice al aire en la emisora La W Radio el doctor Humberto De la Calle, los niños no estuvieron en la agenda. Le pregunté el motivo y no hubo respuesta.

Hoy salen todos, el presidente Santos, De la Calle, Jaramillo a exigir lo que no fue determinado como una obligación a las Farc. Con rabia y todo, salen a pedir que los devuelvan. Por Dios, no hay derecho a semejante descaro. ¡Jamás lo exigieron! Como si los colombianos fuéramos ciegos y tontos. Increíble que después de casi siete años de gobierno, no hayan aprendido a conocernos y a respetarnos.

¡Qué devuelvan a los niños ya! En caso de no hacerlo son tan responsables las Farc como el gobierno. Las Farc por reclutarlos, secuestrarlos y abusarlos y el gobierno por que teniendo una oportunidad única para que los entregaran la dejó pasar con tal de conseguir una paz de mentiras y un Premio Nobel de verdad.

P.D. Si la calidad y el calor humano de un gobierno no tiene a los niños secuestrados, reclutados y abusados por las FARC como prioridad inamovible, ¿qué calidad humana podemos esperar para el resto de los colombianos?

@AliciaArango

Publicado: febrero 1 de 2017