Una ciudad perdida

Una ciudad perdida

John Jairo Claro Acevedo, en un  licenciado en música egresado de la Universidad Industrial de Santander UIS, nacido en Ocaña hace 58 años, es actualmente concejal del municipio de Bucaramanga y hasta 2011 se desempeñó como Director de la estudiantina musical de la misma universidad de la que ha sido además su catedrático. La mayor parte de su vida ha estado dedicada a la música y a la cultura musical colombiana, destacándose por su participación como cultor musical a nivel internacional en representación del departamento de Santander. Su aporte más destacado: la música del himno de Bucaramanga.

Como concejal, John Jairo Claro Acevedo ha acompañado la gestión del alcalde Rodolfo Hernández Suarez. Ha votado todas las iniciativas presentadas por el alcalde ante el cabildo municipal, sólo que ante una moción de censura tramitada en contra de la secretaria de hacienda municipal, ella, como estrategia decidió recusar a los concejales, entre ellos a Claro. El concejal molesto y consciente de los errores de la funcionaria, tomó la determinación de acompañar la moción de censura, lo que molestó al entorno del alcalde motivando que Hernández Suarez conminara públicamente a Claro Acevedo a través de su programa Facebook Live, a que si votaba la moción de censura lo contaría como miembro de la oposición. 

Lo demás, lo que pasó en el despacho del alcalde el pasado miércoles 28 de noviembre, la ciudadanía lo sabe. El video del puño pegado en la nuca de Claro Acevedo por parte de Rodolfo Hernández Suarez se hizo viral en las redes y mal haría en ponerme en la tarea de describirlo. Lo que sí me preocupa y debería preocuparnos a todos, es el grado de polarización que el incidente está dejando al descubierto. La guerra siempre será el triunfo de la barbarie. La actividad política no nos puede conducir a la pérdida de la objetividad colectiva y al amoldamiento partidario que en la práctica es la implementación de la máxima histórica de que “con los de uno, con razón o sin ella” antítesis de la democracia, propia del fanatismo y arma elemental de las dictaduras.

La política requiere y permite la discusión argumentativa. Sin embargo, cuando se tiene la condición de servidor público existe un marco funcional que determina los alcances, es decir el nadir y el cenit del cargo que corresponde a la fiel interpretación del artículo 6º de la Constitución Política. Yo de verdad opino, que en este caso y con ocasión de la apertura del proceso disciplinario por parte de la Procuraduría General dela Nación, Don Rodolfo Hernández merecería ser sometido a un examen de calificación laboral que le permita a la función pública establecer el porcentaje de afectación de las potencialidades mentales y sociales para el desempeño del cargo de alcalde. No había vuelto a opinar de él y no lo había hecho por temor a caer dentro de esa polarización, ya que con relación a una columna en donde dije que Don Rodolfo tenia parte de responsabilidad por haber convocado a los venezolanos a venir a vivir a la ciudad, dijo por Facebook Live, que yo lo estaba tratando de corrupto y como no fue así, le pedí rectificación, devolviéndome como respuesta una carta negándola y firmada con rabia, basta observar el tamaño de la firma impresa y las perforaciones hechas al papel con la punta del esfero.

Lamentables hechos de violencia y más lamentable aun, que se celebre esta clase de actos violentos y agresivos que nos dejan mal parados a los santandereanos tanto a nivel nacional como internacional, al permitir que se siga diciendo que somos bravos por naturaleza. Y todavía más lamentable que se quiera atacar la corrupción queriendo esconder la propia y sus negociados, con actos de violencia y difamación. Insisto, Bucaramanga ya vivió episodios de violencia por la lucha política y el control del poder municipal, conflicto que llego a escalar al punto que en la iglesia de San Laureano fue muerto a tiros Cecilio Sánchez en pleno sepelio de Obdulio Estévez. Y vaya que coincidencia, que varios de los que atizan hoy la pelea, son descendientes de los actores de la narrativa de “La Culebra Pico de Oro” cuyas páginas registran como fue la reyerta entre los de la alcaldía y el concejo que tuvo como resultado varias lapidas de los dos cementerios contiguos al parque Romero.           

@AlirioMoreno  

Publicado: diciembre 5 de 2018

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