Al hacer una evaluación reposada y sin apasionamientos del primer año del gobierno del presidente Iván Duque, es fácil concluir que fueron más los aciertos que las equivocaciones.
Duque asumió la presidencia con un plan de gobierno claro y definido. No “llegó a aprender”, como sibilinamente lo afirma la enmermeladarevista Semana, medio en decadencia, dirigido por un sobrino del corrupto Juan Manuel Santos.
Inauguró su administración en medio del fuego cruzado de la polarización generada por el gobierno anterior, que reventó a la sociedad al fraccionarla entre amigos y enemigos de la paz.
El jefe de la oposición al gobierno, el excabecilla de la banda terrorista, M-19, Gustavo Petro, fiel a su estilo incendiario, no ha perdido oportunidad para estimular el odio y la lucha de clases.
A pesar del mal ambiente y de la pésima situación en la que estaba el país el 7 de agosto de 2018, Duque configuró un equipo de gobierno al que le delegó funciones específicas. Es cierto que buena parte de los ministros han dado la talla, pero no es menos cierto que algunos de ellos han sido inferiores, por no decir incapaces.
Y eso se nota a leguas. El buen gobernante es coherente, pero no terco. En consecuencia, el presidente Duque está en mora, por el bien de su gobierno y del país entero, de hacer cambios fundamentales en su gabinete. Él no se equivocó con esos nombramiento; los equivocados han sido aquellos que se dejaron seducir por las mieles del efímero poder que les fue entregado vía decreto, olvidando cumplir cabalmente sus deberes.
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La guerra sucia desatada contra el gobierno nacional, ha logrado permear a la fácilmente manipulable opinión pública. El clima confrontacional que se siente en el país, ha generado un sentimiento de pesimismo que se ve reflejado en las encuestas de opinión.
La firma Cifras y Conceptos, realizó una medición, con el propósito de llevar a cabo la “Evaluación del primer año del gobierno del presidente Iván Duque”.
La encuesta, realizada de manera presencial en Bogotá, Cali, Medellín y Barranquilla, consultó a 1611 ciudadanos.
El 63% de las personas tiene una imagen desfavorable de Iván Duque y el 57% de la vicepresidenta Ramírez.
La gestión de gobierno mejor calificada -21% considera que está muy bien-, son las relaciones internacionales. Lo cierto es que la política exterior de Duque, implementada por el canciller Carlos Holmes Trujillo, ha logrado en tan solo 12 meses convertir a nuestro país en un jugador clave en la región. Gracias a ella, se pudo, entre muchas otras cosas, erigir un verdadero cerco diplomático contra la dictadura venezolana, la cual -tarde o temprano- terminará desplomándose.
Y efectivamente, el canciller Trujillo, en todas las encuestas que se realizaron con ocasión del primer año del gobierno, es el ministro mejor calificado, más conocido o con mejor imagen favorable. Invamer, por ejemplo, concluye que su imagen positiva es del 40%, mientras que el 62% de los encuestados asegura conocerlo.
El pesimismo de la gente se ve reflejado en la imagen desfavorable del resto de ministros. Los dos que tienen mayor desfavorabilidad – y que efectivamente debieron salir hace mucho tiempo de sus cargos- son la errática ministra de Minas, la santista María Fernanda Suárez -imagen negativa del 79%- y el muy cuestionado Alberto Carrasquilla -imagen desfavorable del 82%-.
Medellín es la ciudad donde la imagen favorable del presidente Duque es más alta: 55%, mientras que la imagen negativa del mandatario en Cali, es del 73%.
Evidentemente no es una buena encuesta y como tal, sería una verdadera majadería desconocer aquel resultado.
No deja de ser lamentable que la gran mayoría de las buenas labores del gobierno no sean suficientemente difundidas y la responsabilidad de esa equivocación recae única y exclusivamente en las personas encargadas de las comunicaciones en la Casa de Nariño, concretamente en dos funcionarios: el señor Álvaro García y la periodista Gigliola Valero.
Un consejero del presidente, en diálogo con LOS IRREVERENTES, aseguró que “García nunca enganchó con el gobierno. No tiene clara la agenda y ha cometido errores garrafales e imperdonables, como someter al presidente de la República a situaciones de alto riesgo, como la marcha de Cartagena, donde además de haber sido abucheado e insultado por los manifestantes, su integridad estuvo amenazada”.
Uribistas de primer nivel, nunca compartieron que el presidente Duque pusiera al frente de la oficina de comunicaciones a un personaje como García, cuyos afectos, lealtades y amistades están en las antípodas del partido de gobierno. Lo cierto es que, luego de un año, ellos no estaban equivocados.
Colombia tiene un muy buen gobierno que no ha sido bien percibido por la opinión. Será dura, pero no imposible la tarea de mejorar los índices de aceptación. Y ello se logra repitiendo incansablemente los mensajes, dialogando con la gente, comunicando los resultados y trabajando sin denuedo. La buena noticia es que tanto el presidente Duque como una porción significativa de sus ministros y asesores, tienen la capacidad para lograrlo.
Publicado: agosto 12 de 2019
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