Parece una frase de cajón, pero no lo es. La ley es para todos, incluida la alcaldesa de Bogotá, Claudia Nayibe López a quien la fiscalía general de la nación le anunció una indagación por presuntamente haber violado el código penal, en relación con las medidas sanitarias que deben ser observadas por cuenta de la pandemia del coronavirus.
La reacción de la fiscalía es una consecuencia directa frente a las imágenes que se conocieron de la alcaldesa y de su esposa, la senadora Angélica Lozano paseando por los cerros bogotanos y haciendo compras en un supermercado en el norte de Bogotá, en abierta violación de las medidas de distanciamiento social y confinamiento adoptadas por el gobierno nacional y coadyuvadas por la propia alcaldía mayor de la capital.
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A través de un comunicado de prensa, la fiscalía general manifestó que “fue abierta indagación contra la alcaldesa de Bogotá, Claudia Nayibe López Hernández, por presunta violación de medida sanitaria (artículo 368 del Código Penal). Un fiscal seccional, con el apoyo de un equipo de investigadores del CTI, recopilará y analizará el material probatorio que permita verificar la posible responsabilidad de la funcionaria”.
En criterio de la fiscalía, “es deber de todos los servidores acoger y cumplir las disposiciones que buscan proteger a la población de los efectos de la pandemia Covid-19 y, en el ejercicio de sus labores, ser ejemplo ante la comunidad del estricto acatamiento de las medidas sanitarias”.
Este no es un asunto de menor cuantía. La alcaldesa y su esposa creyeron que haciendo una puesta en escena consistente en ir a una estación de policía con el fin de que les fuera impuesto un comparendo, salían del problema.
Al principio, la senadora Lozano trató de zafarse del aprieto, diciendo que ella estaba ayudando a transportar unos paquetes. Lo cierto es que la fotografía que circula, no muestra a la esposa de la alcaldesa con las manos ocupadas.
A las cosas hay que llamarlas por su nombre y las evidencias confirman que tanto la señora López como su pareja resolvieron pasarse por la faja las estrictas normas adoptadas para hacerle frente a la expansión de la pandemia.
Lo que ellas hicieron es de una irresponsabilidad inaudita. Si todos los bogotanos resolvieran salir a pasear por las bellas lomas de la capital, o a hacer mercado en compañía de su cónyuge simple y llanamente la cuarentena se iría al traste, con las consecuencias letales que aquello traería.
Según los epidemiólogos expertos, la sociedad debe crear conciencia respecto de los riesgos. Para efectos de implementar todas las medidas preventivas, se ha sugerido que la interacción ciudadana se haga partiendo del supuesto de que todas las personas están contagiadas con el virus y, en consecuencia, cuentan con la capacidad para expandirlo.
No es aceptable que la alcaldesa, conocida de autos por su alevosía y por su talante pendenciero y agresivo, la haya emprendido contra el fiscal general y contra el gobierno nacional. Ella, en vez de victimizarse y de prefabricar teorías conspirativas, debería tener el talante de asumir con madurez y serenidad mental las consecuencias -penales y/o disciplinarias- que acarreará su proceder insensato que, por demás, ha despertado la indignación de los bogotanos.
Publicado: abril 28 de 2020
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