Que Roy ponga la cara

Que Roy ponga la cara

Durante las dos últimas semanas, el abogado Abelardo De La Espriella se ha encargado de poner en blanco y negro los cuestionamientos que durante mucho tiempo se le han hecho al senador santista Roy Leonardo Barreras, por su participación en hechos de corrupción. 

Con documentos a la mano y denuncias ampliamente detalladas, el abogado ha evidenciado algo de lo que se ha venido hablando desde hace muchos años: el papel decidido de Barreras en el saqueo a la Escuela Superior de Administración Pública, ESAP. 

A pesar de que se trata de un evidente delito, el congresista ha sido un tipo con muy buena suerte. Además de la benevolencia con la que ha sido tratado por la corte suprema -su juez natural-, cuerpo que no se ha tomado la molestia de indagar un poquito, los grandes medios de comunicación ven a Barreras como un referente y lo tratan, por decirlo de alguna manera, con guantes de seda.

Pero lo cierto es que el senador vallecaucano, que evidentemente no proviene de una familia acaudalada y que su patrimonio hace 15 años era perfectamente modesto, hoy por hoy hace parte del reducido grupo de multimillonarios de Colombia. ¿De dónde salió esa fortuna? Su salario de parlamentario no le permite sufragar el tren de vida rodeado de lujos, obras de arte costosísimas y excentricidades; tampoco el sueldo que recibe su esposa, sospechosamente ubicada en un cargo clave en la fiscalía general de la nación, ente que si bien es cierto no investiga a Barreras, si tiene competencia para indagar a sus socios, todos ellos puestos en videncia por De La Espriella, percibe los recursos suficientes que justifiquen el abultado patrimonio del legislador y su familia. 

¿Será cierto que la Unidad de Investigación y Análisis Financiero, UIAF ha elaborado informes sobre movimientos sospechosos en relación con el senador Barreras, sin que estos hayan tenido consecuencias? No deja de ser preocupante que las autoridades técnicas de nuestro país identifiquen irregularidades financieras que servirían como evidencia de la corrupción de algunos dirigentes políticos y que la justicia se encargue de archivar dichos informes, como efectivamente ha sucedido con otro de los grandes protagonistas del saqueo al tesoro público, Armando Benedetti Villaneda, involucrado en los escándalos más aberrantes de los tiempos recientes.

Contra Benedetti pesan testimonios, delaciones e informes de la UIAF. Una de sus testaferros fue llamada a juicio por la compra de un lujoso apartamento en el norte de Bogotá. A pesar de ello, las investigaciones en contra de ese parlamentario, duermen el sueño de los justos en la corte suprema de justicia. ¿Cartel de la toga en acción?

Al verse contra las cuerdas, Roy Barreras ha adoptado una actitud desafiante y camorrera. Amenaza a diestra y siniestra con acciones judiciales y, para victimizarse un poco, alega que está siendo objeto de amenazas. En cuanto a estas últimas, urge que la fiscalía -esa misma donde trabaja su esposa y socia en el desfalco a la ESAP- investigue y determine su veracidad y, de resultar reales, tiene el deber de llevar a prisión a los autores de las mismas.

Pero que el cuento de las amenazas no sirva para desviar la atención de lo fundamental: el robo descarado de que fue objeto la ESAP durante el gobierno de Juan Manuel Santos. El patrimonio de esa entidad no se desapareció como por arte de birlibirloque. Alguien se lo apropió, a través de una compleja red de delincuentes y, para desgracia de Barreras, todos los ojos -y las evidencias- apuntan a él. 

Y el cuestionamiento no se responde con alharacas ni con ataques personales de Roy Barreras al presidente Uribe y sus amigos, sino con una investigación exhaustiva que le revele al país, por ejemplo, cómo amasó su fabulosa fortuna y porqué sus colaboradores más cercanos -los de Barreras- en un abrir y cerrar de ojos pasaron de habitar modestos apartamentos alquilados en barrios populares de Bogotá, a ocupar lujosos inmuebles en las zonas más exclusivas de la capital. 

¿Será que Barreras y los suyos han sido los afortunados ganadores de sendas loterías? ¿O más bien han llenado sus alforjas con dinero de la corrupción? El país necesita una respuesta urgente y la justicia es la encargada de darla, sin dilaciones ni subterfugios. 

@IrreverentesCol

Publicado: mayo 18 de 2020

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