Respeto por la humanidad de Iván Duque

Desde cuando hizo carrera objetar el derecho que le asiste al presidente de la República de desempeñar sus funciones constitucionales con el de su naturaleza humana.   

La oposición rabiosa e irracional que varios sectores del país ejercen contra el presidente Iván Duque llegó a niveles enfermizos, obsesivos y peligrosos. El presidente de la República fuera de ostentar la dignidad más importante de Colombia que implica ser Jefe de Estado y de Gobierno, Suprema Autoridad, simboliza la unidad nacional, lo que concluye respeto por lo que representa; pero fuera de esos rótulos constitucionales y políticos, el presidente es un ser humano. 

Criticar al presidente Iván Duque por desarrollar sin hipocresías ni fingimientos su cargo con el de su naturaleza humana es irracional, antidemocrático y violatorio de todos los derechos que también le asiste al presidente. Iván Duque no solo es presidente, es hijo, esposo, padre, hermano, tío, amigo, un ser humano sintiente, con emociones, afectos, desafectos, equivocaciones y errores como toso ser humano. Formarle lío al presidente porque canta, coge una guitarra, recibe a Maluma o se da un abrazo con Carlos Vives es síntoma grave de algo que va más allá del derecho a la crítica.     

Seria entendible que esas criticas vinieran del petrismo radical, empeñado en incendiar el país para no dejar gobernar al presidente Duque y mantener viva la candidatura de Petro. Pero que esas frivolidades malsanas elevadas a problema de Estado vengan de periodistas, académicos, políticos y personas respetadas en el contexto nacional es la mejor muestra de que estamos no en una fatigante polarización política sino en un estado de aniquilamiento contra la humanidad del presidente de la República. 

Iván Duque no tiene tacha alguna, su vida personal, académica y profesional debe ser referente de las nuevas generaciones, especialmente de quienes desean incursionar o inician actividades políticas o públicas. Su inesperada carrera política que lo llevó en menos de cuatro años del senado a la presidencia incomoda sobremanera a delfines y varones electorales de todas las vertientes políticas que vienen por décadas construyendo la ruta para llegar a la Casa de Nariño; incomoda a sectores de izquierda que ven en el éxito de su gobierno una barrera para obtener triunfos electorales a mediano plazo; e incomoda a sectores del establecimiento de opinión que ven en el presidente un duro hueso de roer para obtener sus intereses contractuales. 

Al presidente se le debe evaluar por su desempeño como gobernante no por sus esporádicas afinidades con el canto… No debería de importar si Iván Duque gobierna cantando o cantando gobierna, lo que importa de Iván Duque y que merece atención de sus opositores o seguidores es el desarrollo de su gobierno, sus propuestas, el desempeño y ejecución de las mismas, no esos detalles humanos que pretender mostrarlos como calamitosos. 

Iván Duque es un hombre inteligente, capaz y sorprendente, en el entendible que con hechos, dedicación, convicción y trabajo derrota la adversidad, los desafectos y las encuestas, ya lo demostró en la campaña al interior del Centro Democrático y en la campaña presidencial. Es injusto, pero sobre todo insensato exigirle cambio de rumbo y resultados como gobernante en 100 días y en medio de una quiebra estatal dejada por Santos. 

Es de hipócritas, cínicos y de malas personas criticarlo y señalarlo por ser un buen ser humano.  

@LaureanoTirado

Publicado: diciembre 10 de 2018

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