Reforma política engañosa

Reforma política engañosa

Si lo que quiere el Estado colombiano es fortalecer la democracia,  debe implementar mecanismos que propicien el fortalecimiento del régimen de bancadas y los procesos de democratización interna de los partidos y movimientos políticos. Y esto va para los integrantes del Congreso de la República, órgano encargado de confeccionar las normas, en donde por efectos del Acuerdo final para la terminación del conflicto y la búsqueda de una paz estable y duradera, se encuentran unos miembros de las FARC y el resto de colombianos por representación.

El texto del proyecto de acto legislativo, aprobado en primer debate en Senado, que contiene la reforma política y electoral, se acerca más a cerrar los espacios de participación política que a ampliarlos. No se compadece con la tendencia nacional de remover los obstáculos y hacer los cambios institucionales para ampliar los escenarios de participación política para la consolidación de la paz, las pretensiones de las nuevas disposiciones constitucionales  incorporadas al texto del proyecto. Esas disposiciones son un engaño al pueblo; una verdadera pantomima. 

Por ejemplo, miremos esta disposición: “Los Partidos y Movimientos Políticos deberán propiciar el fortalecimiento del régimen de bancadas y los procesos de democratización interna. Para la escogencia de sus candidatos a cargos o corporaciones de elección popular, propios o en coalición, se deberán utilizar los mecanismos de democracia interna. La escogencia de los candidatos mediante alguno de los mecanismos de democracia interna, deberá realizarse en una fecha simultánea y única para todos los partidos, movimientos o grupos significativos de ciudadanos que será definida por la Registraduría Nacional del Estado Civil.” Aparentemente democratizadora, sino fuera por otra disposición incorporada al texto, que desmonta el registro de afiliados a los partidos políticos y que desde la ley 1475 de 2011 se implementó como herramienta de democratización de los partidos, como un logro del proyecto PNUD que en una mesa de partidos, varios colombianos en representación de estos, acordamos.

Observen el mico que hará inane la democratización de los partidos: “A solicitud del Partido, Movimiento Político o Grupo Significativo de Ciudadanos, la Organización Electoral llevará un registro de militancia o afiliación.” Deja de ser obligatorio para dejarlo a la libre decisión de quienes se adueñen de los partidos.  Un partido sin militancia efectiva y real, es una empresa electoral al servicio de sus directivos. 

Y en cambio miren lo que pretenden hacer frente a los grupos significativos de ciudadanos, que son los que inscriben candidatos por firmas: “Los grupos significativos de ciudadanos podrán inscribir candidatos para las elecciones departamentales y municipales, acreditando una base de afiliados en razón al potencial electoral de cada circunscripción, la cual será definida en la Ley.” ¿Cómo le van a imponer a un grupo significativo de ciudadanos, que aún no ha nacido a la vida jurídica, que presente una base de afiliados?  Eso es violatorio de los derechos humanos y del bloque de constitucionalidad señores congresistas.

Ese proyecto de acto legislativo, va en contravía de lo aprobado por el Congreso de República en el acto legislativo 02 del 11 de mayo de 2017 y lo más absurdo es que sus ponentes son los que se dicen progresistas e incluso hay congresistas de las FARC. En síntesis, el proyecto apunta a que se fortalezcan no los partidos, sino las personas que controlen los partidos y apunta a ponerle obstáculos a los candidatos que pretendan presentarse por firmas. De un lado no obliga a los partidos a llevar registro de afiliados como viene implementándose como avance democrático desde 2011; y de otro, sí le impone a los grupos significativos tener un número de afiliados, sin tener personería jurídica. Que exabrupto. 

Cuándo iremos a tener paz, si con la excusa de fortalecer los partidos, los vienen reduciendo en número y la democratización interna va rumbo a convertirse en una falacia. ¿Iremos a quedar dependiendo para la participación política de quienes se adueñen de los partidos?  ¿Volveremos a las épocas del bolígrafo?.  Lo que podría pasar es la deslegitimación de la participación política tras la precaria asistencia de la ciudadanía a los procesos electorales al ver frustradas las posibilidades de una real y eficaz democracia.        

@AlirioMoreno

Publicado: noviembre 27 de 2018

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